El silencio de Laporta no era una opción válida tras la debacle
No era un partido cualquiera, era una final. No fue una derrota cualquiera, fue una goleada. No era un rival cualquiera, era el Real Madrid. Por todo ello, al término del encuentro y tras los festejos blancos y la rueda de prensa de Xavi, hubieran sido convenientes unas palabras del presidente. No era una debacle más. Desde el 4-0 en Atenas hace 30 años, el Barça solo había recibido cuatro goles en una final de Supercopa (Bilbao, 2015). Y, en noches así, de una triste excepcionalidad, es cuando el barcelonismo... Читать дальше...