Llegaron a Valladolid desde el último rincón de Madrid: indios de Fuenlabrada, de Boadilla, de Carabanchel y de Hortaleza, como ese ‘Zapatones’ que todos supimos querer. Llegaron de todas las partes de España: colchoneros de Zamora, de Asturias, de Cáceres y hasta de Quito, esquina con Coslada. La capital castellana se tiñó de rojiblanca desde primera hora de la mañana y a partir del mediodía ya no había quien parara por las calles. Vinieron en coche, en tren y supongo que más de uno volverá andando para cumplir promesas precipitadas. Читать дальше...