Independentistas y marroquíes
En un intento deshonesto, grotesco y muy poco inteligente de intentar convencer a los más fanáticos que al independentismo aún le queda algún margen en el irredentismo, la ANC ha convocado una manifestación contra Pere Aragonè s y su gobierno. Ni siquiera Òmnium, que son otra banda de descerebrados, acudirá a la marcha. Los que dudan de la apabullante, profunda victoria del Estado sobre el independentismo han de estar más atentos a estas noticias y distraerse menos con la bronca política, irrisoria, superficial y ombliguista. Hace tiempo que los españoles creen que tienen muchos más problemas de los que tienen, y nada como un subconsciente con demasiados fantasmas desencadena los miedos que más temes para volverlos reales. El independentismo se ha quedado sin unidad -en realidad nunca la tuvo- sin hoja de ruta, sin credibilidad entre sus bases y sin ni siquiera la duda de si iba a tener algún tipo de ayuda o de complicidad internacional en el caso de llevar a cabo su desafío. En la amenaza independentista sólo creen algunos votantes del PP y la inmensa mayoría de los de Vox, además de los que hacen negocio haciendo ver que se la creen. Noticias Relacionadas opinion Si Selección de columnistas Como araña fumigada Julián Redondo opinion Si cortita y al pie El ansia de España Hughes Hoy en Barcelona la Policía está mucho más preocupada por los posibles altercados de los marroquíes tras el partido contra España que por la irrelevante manifestación de los pobres independentistas. Y todavía más: hoy la inmensa mayoría de independentistas no estarán en la manifestación porque no creen en ella y porque estarán viendo el partido de España, deseando disimuladamente -y muchos sin disimular- que el equipo de Luis Enrique, Gavi, Pedri y Busquets juegue al fútbol como sabe y logre pasar a cuartos. La primera condición de la libertad es la realidad. Saber la realidad, darse cuenta de ella. Días como hoy son importantes para entender dónde estamos. España tiene muchos menos problemas de los que a veces nos gusta fantasear, y en los últimos años ha sabido imponerse con autoridad y democracia a sus abismos más graves. Lo escribo el día de la Constitución mientras el independentismo apenas alcanza a tirar de la cadena del váter.