19 de mayo de 2012, Allianz Arena. El Bayern de Múnich ha logrado el principal objetivo de la temporada: llegar a la final de Champions que acoge su estadio. Lo ha hecho tras eliminar en los penaltis al Real Madrid de José Mourinho. Salir campeón ante su gente, ese sueño, está cerca. Enfrente, un equipo a priori inferior. El Chelsea había sobrevivido al Camp Nou en la ronda previa y se había plantado en la cita contra todo pronóstico. En la Premier League había sido sexto después de que el mes de marzo se cobrara el puesto de André Villas-Boas. Le sustituyó Roberto Di Matteo, con escasa experiencia en banquillos de primer nivel.
El mítico delantero inglés Gary Lineker dijo en una ocasión que «el fútbol es un deporte inventado por los ingleses en el que siempre ganan los alemanes». Aquel día, bajo el cielo de Múnich, parecía que aquel presagio con aires de maldición volvería a cumplirse.
1-1 y a penaltis
Echa a rodar el balón. Sobre el campo mandan los alemanes. Las estadísticas tras el pitido final hablan por sí solas: 17 tiros por 3, 20 saques de esquina por 1, 64% de posesión por 36%. Todo parecía indicar que los de Jupp Heynckes se terminarían llevando el partido, más si cabe tras el gol de Thomas Müller a menos de diez minutos del final. Sin embargo, antes del 90, un violento cabezazo de Didier Drogba volvió a poner la igualdad en el marcador. La final llega hasta los penaltis, donde los ingleses se llevan el gato al agua frente a unas gradas de mayoría muniquesa. Antes, Robben había errado desde los once metros un penalti cometido por Drogba.
Aquella Champions tuvo algo de especial, de insólito: fue el primer título de un club respaldado por un multimillonario. El sueño del magnate ruso Román Abramóvich, nueve años después de la compra del Chelsea, se hacía realidad. Tras invertir más de 800 millones en fichajes, se sumaba la ansiada Champions a las vitrinas del Stamford Bridge.
La otra cara de la moneda fue el Bayern. El entonces tetracampeón de Champions no pudo alzarse con el ansiado título y sucumbió en su propio estadio a los millones rusos. Inglaterra ganaba a Alemania. Un año después, para mayor gloria, se resarciría en la final ante el Borussia Dortmund.
La derrota de 2008
Lo cierto es que la trayectoria del Chelsea aquellos años le convertía en uno de los favoritos para la Champions. Ya en 2008 estuvo a punto de conseguir este título, pero la tanda de penaltis cayó del lado del Manchester United. Ni siquiera el error desde los once metros de Cristiano Ronaldo propició el éxito «blue». Cuatro años después, desde el mismo punto, la victoria cambió de bando.
El título, entre otras cosas, consagró el proyecto de Abramóvich. A su llegada, el Chelsea apenas tenía una liga, tres FA Cup y otros tantos títulos internacionales (dos Recopas y una Supercopa). La Champions parecía un sueño imposible. Gracias a una inversión sin precedentes, el club inglés se coló en la élite. Desde entonces, sus vitrinas lucen más vigorosas, con seis ligas, ocho FA Cup y dos Europa League. Y la Champions de Múnich, claro. Aquella final lo cambió todo y no son pocos los multimillonarios que, sin éxito, buscan repetir la hazaña. Manchester City o PSG -y sus jeques- son los ejemplos más notorios.
Vuelven a verse
Bayern y Chelsea no se han vuelto a medir en Champions desde entonces. Esta noche, en Stamford Bridge se reeditará aquella cita. Aunque los alemanes se vengaron en 2013 con la Supercopa de Europa -también decidida en los penaltis-, el dolor de no haber podido levantar aquel título en Múnich pervive en el club bávaro.
En el banquillo local estará uno de los que no falló en el momento decisivo. Frank Lampard, como capitán, anotó su penalti y fue quien levantó la Champions en 2012. Casi ocho años después, tratará de dirigir a los suyos hasta los cuartos de final de la competición. El Bayern, por su parte, llega tras su temporada más irregular en la Bundesliga. No así en Europa, donde suman un pleno de seis victorias y un total de 24 goles.
Como dato curioso, al igual que el Chelsea en 2012, el Bayern despidió a su entrenador -Niko Kovac- antes del cierre de temporada. Está por ver si el desenlace de la historia sigue sumando semejanzas.
