Porque fueron, somos; porque somos, serán
El primer partido de la temporada en Anoeta permite otear el horizonte y repasar el álbum del pasado al mismo tiempo. El primer día de clase siempre es concebido como un punto cardinal de la vida. Que la Real reciba la visita del Barcelona es beneficioso para reconocer la magia que rodea, necesariamente, a una cita tan atractiva. Más si cabe a estas alturas, sin presiones añadidas por tener que asaltar o defender una posición en la Liga. Sólo cabe depositar toda la confianza que acompaña a la pasión para creer en el triunfo. Mientras el fútbol se mueve como nunca en el terreno de la condición física, con portentos físicos imponentes adueñándose del protagonismo en el mercado como <b>Casemiro </b>o ese <b>Lewandowski </b>que esta noche conocerá Anoeta, la Real recorre su camino con estilo reconocible. Ha preferido fichar a futbolistas más de seda, finos estilistas como <b>Brais </b>o <b>Kubo </b>-hay que esperar para saber a qué perfil exacto responde el joven <b>Cho</b>-. Y en la segunda convocatoria de la temporada, el 66% son canteranos, como señal inequívoca de una seña de identidad intacta. Así elige la Real, con su entrenador a la cabeza, sacar las garras a todo un Barcelona, adversario presente en los libros de historia del club. El primero que interrumpió la jerarquía del fútbol vasco en los ochenta, el que arrebató la Copa en el desembarco social del Bernabéu. Todas las personas que son la Real recogen el testigo de aquellos que fueron. Y ahora es el turno de sembrar a la Real que será. La juventud prevalente invita a soñar, con la ilusión de siempre, con que los ciclos se seguirán cumpliendo.
El primer partido de la temporada en Anoeta permite otear el horizonte y repasar el álbum del pasado al mismo tiempo. El primer día de clase siempre es concebido como un punto cardinal de la vida. Que la Real reciba la visita del Barcelona es beneficioso para reconocer la magia que rodea, necesariamente, a una cita tan atractiva. Más si cabe a estas alturas, sin presiones añadidas por tener que asaltar o defender una posición en la Liga. Sólo cabe depositar toda la confianza que acompaña a la pasión para creer en el triunfo. Mientras el fútbol se mueve como nunca en el terreno de la condición física, con portentos físicos imponentes adueñándose del protagonismo en el mercado como Casemiro o ese Lewandowski que esta noche conocerá Anoeta, la Real recorre su camino con estilo reconocible. Ha preferido fichar a futbolistas más de seda, finos estilistas como Brais o Kubo -hay que esperar para saber a qué perfil exacto responde el joven Cho-. Y en la segunda convocatoria de la temporada, el 66% son canteranos, como señal inequívoca de una seña de identidad intacta. Así elige la Real, con su entrenador a la cabeza, sacar las garras a todo un Barcelona, adversario presente en los libros de historia del club. El primero que interrumpió la jerarquía del fútbol vasco en los ochenta, el que arrebató la Copa en el desembarco social del Bernabéu. Todas las personas que son la Real recogen el testigo de aquellos que fueron. Y ahora es el turno de sembrar a la Real que será. La juventud prevalente invita a soñar, con la ilusión de siempre, con que los ciclos se seguirán cumpliendo.