Sepia, la novela notariada
Todo indica que el año próximo el prestigiado escritor de origen catalán Esastú Sambul presentará -editada bajo un nuevo sello editorial- su más reciente novela “Sepia”. Los promotores así lo han adelantado en una muestra, en un extracto de uno de los capítulos, que apareció en la revistas “Ficciones” número 190. Se ve interesante porque a muchos lectores les puede atraer el conflicto.
Ideada al estilo de los maestros del misterio, “Sepia” es una historia que va cubriendo a sus hipotéticos seguidores de un raro velo: un estudioso de la música “el personaje central” decide mudarse a una zona inhóspita porque tiene ante sí una oferta de trabajo muy bien remunerada, estable. Una mañana despierta y lo determina. Él vive con una joven pintora que imita a Leonora Carrington.
Se divierten: él sugiriéndole que dibuje a quienes venden el pan de la esquina y ella sugiriéndole cambios en la fisonomía. Va surgiendo así un bestiario. Ambos han ahorrado un dinero, un recurso del que pueden echar mano en caso de una necesidad emergente.
No debo narrar aquí todo el argumento, me centro en el conflicto medular:
Ella lo anima y le dice, esa misma mañana, que lo acompañará en su aventura. Se despiden de amigos y familiares y se van sólo con lo indispensable.
Como todo novelista lo sabe, Esastú Sambul, imagina el nombre del nuevo lugar en el que vivirán: “Cronalist”. Lo que sucede luego trae el misterio: sus ahorros sirven para comprar un departamento que ven ofertado en un medio periodístico. Lo que no saben es que caerán en las manos del notario sin escrúpulos a quien se describe como a un ser de perfume barato y de engomado pelo ralo. Él le dice a ella que lo dibuje y ella se niega sin comprenderlo del todo.
Tarde se dan cuenta que en eso hay un engaño y que el notario ha dado fe de la compra de un piso que cargaba con un embargo.
Pero “lo que sube cae” la notaría aquella entra en el ojo del huracán.
El notario personaje piensa que se debe a una denuncia presentada por la pareja. No es así, es algo que se acumuló con los años.
Aquí comienza el verdadero suspenso, cuando la ingenua pareja comienza a recibir una misiva constante, anónima, por debajo de la puerta: “Temerarios”, sólo esa palabra que es como un taladro.
Buena ficción de Esastú Sambul: “Sepia”. Habrá que esperarla en todas las mejores librerías.
La ficción es buena en la vida, dice ella y dibuja una celosía alada.
@coleoptero55