Fuerzas armadas, las ganonas de 2019
A nadie le es ajeno que el problema de violencia e inseguridad porque el que atraviesa nuestro país desde hace 13 años no ha sido resuelto en el primer año de gobierno. El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) reporta las cifras preliminares con corte al 31 de octubre de 2019 con un total de 24 mil 484 homicidios dolosos en todo el país, si revisamos las cifras de la misma fuente y de la misma temporalidad, pero de 2018, la cifra ascendía a un total de 24 mil 249.
Habrá que esperar el corte del 31 de diciembre de este año, pero todo parece indicar que 2019 será el más violento desde que inició la guerra contra el narcotráfico, tal vez con un ligero crecimiento con respecto a 2018, lo cual no deja de ser relevante. Es importante tener en cuenta que la cifra de homicidios en 2007 fue de 10 mil 253, y si este año termina con una cifra similar al anterior será entre 29 mil y poco más de 30 mil homicidios dolosos.
En un paralelismo que claramente no responde a la eficiencia, el crecimiento de la violencia en el país ha ido a la par del crecimiento del presupuesto asignado a las fuerzas armadas en estos años de guerra.
Por ejemplo, para el ejercicio 2007 —año en que inició formalmente la guerra contra el narco— a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se le asignó la cantidad de 32 mil 200 millones 896 mil 500 pesos. Para el ejercicio 2020, la Sedena ejercerá un presupuesto de 94 mil 28 millones 694 mil 246 pesos. Por su parte, la Secretaría de Marina inició en 2007 con un presupuesto de 10 mil 951 millones 321 mil 100 pesos y para el ejercicio 2020 tendrá una bolsa de 33 mil 557 millones 785 mil 594 pesos. Aunque parezca reiterativo, el papel preponderante que tienen las fuerzas armadas desde hace 13 años no corre por caminos distintos que el crecimiento de la violencia. Todo indicaría que entre más violencia hay más poder y más dinero se les otorga a las fuerzas armadas.
Tanto las cifras de homicidios dolosos como el presupuesto de las fuerzas armadas han incrementado casi 300 por ciento durante la última década. Apostar por inyectar recursos a una estrategia de seguridad militarizada no ha funcionado para disminuir la escalada de violencia en el país. En vez de tomar en cuenta estos datos, 2020 camina por el mismo sentido. Si a ese análisis le agregamos que las fuerzas armadas pueden clasificar sus proyectos como de seguridad nacional estamos ante el cierre de puertas a la transparencia, como la intención de que la Marina quede a cargo del manejo y control de puertos y comercio marítimo.
El presidente Andrés Manuel López Obrador infiere que la crisis de inseguridad está vinculada con el hecho de que los gobernadores no atiendan sus responsabilidades. Se ha olvidado quizá de la presión que incluso los gobernadores recibieron para no oponerse a la Guardia Nacional que concentraría recursos, poder y capacidad de operación sin mayor rendición de cuentas. Quizá está a tiempo de redestinar los recursos millonarios que se le inyectan a las fuerzas armadas, para el fortalecimiento de policías estatales y municipales, y entonces sí estaríamos frente a un escenario de corresponsabilidad. Sin embargo, hoy estamos ante la millonaria estrategia de seguridad militarizada y conocemos el resultado.
@maiteazuela