Combate a las drogas. Por qué abrazos y no balazos
A toro pasado, la experiencia nos demuestra, nos grita, que el combate al narcotráfico a base de balazos ha dado nefastos resultados. Decenas de miles de muertos, corrupción de funcionarios a los más altos niveles, traslado de riqueza al extranjero a través de la compra de armas, introducción ilegal de armas a México, pérdida del control de partes del territorio en manos de organizaciones delictivas, incremento de las adicciones y de enfermedades mentales y deterioro del tejido social son, entre otras, las graves consecuencias que enlutan a las familias mexicanas.
El arresto de un capo solo da lugar al ascenso de otro cada vez más sanguinario. Los únicos que se han visto beneficiados por esta política han sido los fabricantes y comercializadores de armas del otro lado de la frontera y los propios narcotraficantes, pues ha traído como consecuencia el incremento del precio de los estupefacientes, lo cual hace todavía más atractivo este mercado para más oferentes. Es el peor de los mundos. Más muertos, más consumo, más inseguridad y más ganancias para el narco.
Esto se explica por dos sencillas leyes económicas. Por un lado la ley de la oferta, que reza: mientras más alto el precio, más oferta. Es decir, la política de balazos encarece el producto y ello solo atrae a más oferentes. Y por otro lado la llamada inelasticidad de la demanda, ya que el consumidor adicto no puede dejar de consumir aunque el precio suba.
Hoy por primera vez en México, el nuevo gobierno que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador ataca el problema por el lado de la demanda bajo tres ejes muy importantes: 1. Con campañas, ya en marcha, de propaganda, publicidad y educación. 2. Con actividades sustitutas como el deporte, el arte o la cultura, y 3. Con atención en centros de rehabilitación para consumidores adictos. Si la demanda y las preferencias por las sustancias nocivas baja, el precio y las cantidades consumidas disminuirán haciendo este mercado menos atractivo.
Además, combate este flagelo con controles de ingreso ilegal de armas al país, buscando un acuerdo con el presidente Donald Trump, y con un control de flujo del dinero a los cárteles a través de la Unidad de Inteligencia Financiera.
Demos una oportunidad a esta nueva estrategia. El verdadero enemigo es la pobreza, la desesperanza, el abandono, la ignorancia y la violencia. Abracemos a nuestros hijos, estemos atentos a sus problemas. Respaldemos esta estrategia todos los ciudadanos, profesores, padres de familia, ministros de culto. Por todo eso abrazos y no balazos.
*Profesor de la Escuela Internacional de Derecho y Jurisprudencia.
jesustrrsg.milenioreviraciones@gmail.com