Bien común internacional
El bien común posee un sentido político que involucra no solamente a los gobernantes, sino también a los ciudadanos, cada cual con responsabilidades éticas y, sobre ellas, jurídicas para lograr su consecución. Pero es importante considerar que este bien puede plantearse también desde el punto de vista de la comunidad internacional.
Alguno podría pensar que no es tiempo de pensar en esta dimensión tan amplia, puesto que los retos y problemas internos son de dimensiones muy graves y lo demás hay que dejarlo para después. Sin embargo, la realidad es que los propios problemas se encuentran ligados también en diversos grados a las situaciones internacionales, además de que naturalmente la solidaridad humana, como virtud, es de por sí expansiva y nos mueve a relacionarnos con los demás incluso como naciones.
Si se piensa en ese bien común internacional como el establecimiento mundial de las condiciones para que los países logren lo necesario para vivir en paz unos con otro, y proporcionando a sus habitantes lo necesario para su perfeccionamiento y realización, se ve que ante todo es necesario que todos logren un desarrollo adecuado. En la actualidad esto exige la cooperación de las comunidades políticas particulares. Los Estados han de lograr entenderse y prestarse ayuda mutua.
Superar el subdesarrollo se vuelve así un reto que requiere ciertamente el esfuerzo de cada pueblo para alcanzar mejores condiciones de vida no solamente materiales, sino humanas en la integralidad de lo que este término implica. Se requiere también la corrección de los mecanismos económicos, financieros y sociales que impiden ese crecimiento integral. La vivencia de la solidaridad debía ser un criterio ético común para darle sentido a las riquezas y al poder.