Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana
En una generación muy, muy lejana de la era digital y el internet, los niños no tenían la cantidad de distractores o entretenimiento que existen actualmente.
La televisión o salir a la calle y jugar con los amigos terminaban siendo las principales actividades.
Si queríamos expandir nuestra diversión recurríamos más a la imaginación y la creatividad.
En este tiempo pre-internet, recuerdo con mucha emoción, cuando se anunciaba en los cines, una película con el nombre de “La guerra de las galaxias”.
En ese entonces no había estreno mundial simultáneo, ni existía red social alguna que te previniera para lo que se avecinaba. No sé, si fue la primera película que tuve oportunidad de ver en un cine, pero estoy seguro que sí es la que más me ha influenciado.
La típica historia del viaje del héroe, convertida en un opera espacial, plagada de efectos especiales, era algo que al menos hasta ese entonces, no habíamos visto.
No quiero entrar en detalle de si los guiones eran muy infantiles o irreales, tampoco en la mercadotecnia que derivo de esta película y mucho menos hacer una crítica de cine, para eso hay especialistas.
Lo que fue una película independiente se convirtió en el blockbuster por excelencia. Esta historia se transformó en una epopeya de varios episodios, en donde con la promesa de terminar una saga, este diciembre nos llega el episodio 9.
¿Parece repetitivo? Si. ¿Infantil?, ¿Fanatismo?, tal vez. Pero alejados de la mercadotecnia que envuelve este producto, la saga de Star Wars, que para muchos es una serie de películas palomeras para niños o frikis y para otros es una religión y una devoción, tiene 40 años presente en nuestra vida, con generaciones pasadas y nuevas que siguen maravillándose, no por la historia central, sino por la posibilidad de viajar con la imaginación a esa galaxia, donde tenemos la oportunidad de ser el elegido por la fuerza y sentir que nos sucede algo extraordinario, aquí es donde radica el verdadero corazón de esta odisea.
La conclusión gustará a muchos y a muchos no, a otros no les interesará, y es verdad, la realidad tiene muchas aristas como para preocuparnos por una simple película, la vida continuará con sus altas y bajas.
Pero quienes seguimos inmersos en este viaje fantástico, haremos una pausa en nuestro quehacer diario y junto a nuestro niño interior viajaremos a una galaxia muy, muy lejana, y buscaremos la fuerza, un concepto que en realidad no sabemos qué es, pero todo los conocemos, algo que nos habla de una conexión del universo con nosotros mismos y que bien utilizada nos ayudará a trascender en todos los aspectos de nuestra existencia.
A fin de cuentas, sin importar la galaxia que habitemos, esa será siempre nuestra misión en la vida, trascender.
Que la fuerza nos acompañe ….. siempre.