Experiencia versus juventud
Muchos podrían asegurar que, dentro de los atributos deseables de un buen empleado, la experiencia es uno muy valioso.
No obstante, si ésta se conjuga con la edad, pareciera tornarse una combinación fatal, sobre todo cuando se trata de volver al campo laboral o bien, haber perdido el empleo y se busca recolocarse.
La edad mediana pareciera ser una etapa crucial a sobrevivir para tratar de conseguir al retiro, al final de la etapa productiva, laboralmente hablando.
Muchas veces, esta dificultad surge por el prejuicio de los reclutadores, que consideran que una persona mayor de 50 años no podrá adaptarse a un ambiente más joven, que ya no estén vigentes, o bien, que sus expectativas de remuneración serán muy altas; por estas circunstancias, la oferta de empleo para este grupo de personas es más reducida que para jóvenes.
Y resulta paradójico que, justo en la edad de la plenitud de facultades, entre la juventud y el retiro, la gente tenga temor de perder su posición y enfrentar una serie de trabas que llegan a impedir que se pueda volver a emplear.
En antaño, la gente madura era considerada de mucho valor, pues eran quienes podían guiar a los más jóvenes, pero en la actualidad, cumplir años, y pasar de los 50, pareciera ser pecado capital.
Y no se trata de negar espacios a los jóvenes, pues ellos tienen nuevas ideas, mucho ímpetu, entusiasmo y por lo general, inyectan vitalidad a las organizaciones; sin embargo, su experiencia es poca comparada con décadas de trabajo de sus mayores, en las que han aprendido más allá de la teoría, ha resuelto problemas y ha conseguido grandes aprendizajes.
El costo de la curva de aprendizaje se ve compensada por la templanza que los años le ha dado.
Ante la pérdida del empleo, los jóvenes tienen más probabilidades de recolocación, mientras que, en muchos casos, para los maduros puede reducirse hasta un 33%, lo que los orilla a autoemplearse, o a buscar opciones muy distintas como agentes inmobiliarios, profesores, consultores, entre otros.
Convendría replantearse esta forma de seleccionar al personal.
Es claro que las empresas buscan ser más eficientes con los recursos económicos, pero en contraste a esta práctica de privilegiar sueldos menores, vemos que la esperanza de vida es superior, entonces, ¿qué ocurrirá cuando la juventud de hoy, se convierta en la madurez de mañana?