Sajalín, la isla que lucha contra el aislamiento
La región más extrema del Lejano Oriente ruso y enclave estratégico busca frenar la despoblación. El Gobierno rescata la promesa de construir un puente hacia el continente
Olga lo sabe bien porque quizá sea la próxima en marcharse. La comercial, de 32 años, observa de reojo a sus dos hijas, que corretean y juegan a perseguirse bajo la imponente estatua de Lenin que preside uno de los extremos de la plaza frente a la estación central. Nació en la isla y cuenta que fue a la escuela a solo un par de calles de allí. Sin embargo, no está segura de que sus rubias mellizas, de siete años, vayan a seguir sus pasos. “Mi marido y yo querríamos mudarnos a Moscú”, dice encogiéndose de hombros. Sajalín, una estrecha franja de tierra de casi mil kilómetros de largo a casi nueve horas de vuelo hacia el este desde la capital rusa, tiene una de las cifras de densidad de población más bajas del país: 5,7 personas por kilómetro cuadrado; la media rusa es de 8,4.