Cs afronta un dilema envenenado en Andalucía: consolidar una alianza con Vox o reconstruir puentes con el PSOE
El Comité Ejecutivo Nacional de Vox, reunido este lunes, ha marcado una pauta a seguir para los futuros pactos autonómicos y municipales que se desprenden de las elecciones de este domingo: "Hacer valer nuestros escaños". Tres dirigentes nacionales -Santiago Abascal, Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monesterio- han traducido esta máxima con más claridad: "La mejor manera de hacer valer nuestros escaños es entrar en los gobiernos".
La mirada del partido de extrema derecha está fija en Madrid, donde Vox puede ser llave del Gobierno liderado por el PP tanto en la comunidad como en el Ayuntamiento. Pero este enfoque puede cambiar el rumbo de la política andaluza, donde el Ejecutivo de Juan Manuel Moreno Bonilla se sustenta en un pacto de coalición con Ciudadanos -socio de Gobierno- y un acuerdo de investidura con Vox. La formación ultraconservadora pilotada en Andalucía por el juez en excedencia Francisco Serrano ha replicado la máxima de sus dirigentes nacionales -"Vox no va a ser llave de Gobierno a cambio de apoyo de nada"-, y ahora PP y Ciudadanos contemplan, con cierto nerviosismo, la posibilidad de que Vox exija sillones en el Consejo de Gobierno. Matemáticamente tiene más sentido. Esta opción, más temida por los naranjas que por los populares, estaba en el cuaderno del consejero de la Presidencia, Elías Bendodo, desde hace semanas.
El partido de extrema derecha tiene los mismos diputados en el Parlamento andaluz que en la Asamblea de Madrid (12), aunque su porcentaje de votos es mejor en esta comunidad. En la capital de España cuentan con cuatro concejales, un 7,63% del escrutinio, y su candidata, Rocío Monasterio, está decidida a formar parte del Gobierno municipal. Si Vox en Andalucía se acopla a la estrategia de su partido en otras comunidades y municipios, las exigencias del partido de extrema derecha se van a agudizar a las puertas de la negociación de los Presupuestos Autonómicos para 2019, que se presentan este jueves. Son las primeras cuentas del Gobierno de PP y Ciudadanos, con 36.455 millones de euros, que suponen un viraje notable en las políticas del anterior Ejecutivo socialista, sobre todo en materia de rebaja fiscal.
Asientos o exigencias
La presión de Vox puede traducirse en la exigencia de entrar en el Consejo de Gobierno, un escenario convulso que ahora no contempla ninguno de los socios de la Junta porque, dicen, "sacudiría los cimientos y daría oxígeno al PSOE de Susana Díaz, que está haciendo una oposición muerta". La alternativa, sin embargo, es que Vox acepte seguir fuera, pero se vuelva más exigente en sus imposiciones de cara a los Presupuestos de 2019, del que quieren extraer el gasto para políticas de igualdad de género y memoria histórica.
En Andalucía, Vox ha entrado en todas las capitales, excepto Málaga y Cádiz, y será llave de Gobierno en Granada y Córdoba, ahora gobernadas por el PSOE, y Jaén. En estas tres capitales, el dilema y la presión recaerá en Ciudadanos. En su mano está cogobernar con los socialistas o replicar la alianza a tres con PP y Vox que ya existe en el Gobierno andaluz.
Toda la presión ahora del PSOE de Susana Díaz está sobre los hombros de sus ex socios en la pasada legislatura, a quienes empujan para que se afiancen como un partido liberal, alejados de la extrema derecha. Este dilema apunta directamente al líder nacional de Ciudadanos, Albert Rivera, en quien recaen las miradas del Partido Liberal Europeo (ALDE). Manuel Valls, candidato a la Alcaldía de Barcelona, ya ha advertido a Rivera de que romperá con Cs si llega a un pacto de Gobierno con Vox en Madrid. Pero también en el vicepresidente de la Junta, Juan Marín, a quienes sus socios del PP aprietan para que la fórmula de la Junta se imponga en las principales capitales y ciudades donde las tres derechas pueden arrebatar el poder al PSOE.
En Granada capital, los socialistas obtuvieron la Alcaldía para Francisco Cuenca a mitad de legislatura, gracias a una moción de censura al PP respaldada por Ciudadanos. Ahora los naranjas tienen un dilema: unir sus cuatro concejales a los 10 del PSOE para sellar un pacto de Gobierno, o bien unirse al PP (siete ediles) y Vox (3) en una réplica del acuerdo a tres en la Junta (aunque Vox exigirá formar parte del Ejecutivo municipal). En la capital de Jaén ocurre algo similar. El PSOE se ha impuesto con 11 concejales, pero el bloque de derechas suma más que el de izquierdas. PP (8) y Cs (4) no logran juntos la mayoría absoluta, y necesitarán los dos concejales de Vox para amarrar la Alcaldía. En Córdoba, la historia se repite, aunque aquí la alianza a tres de PP, Ciudadanos y Vox implica la pérdida de la Alcaldía de la socialista Isabel Ambrosio.
Los naranjas también se presentan como "llave de gobierno" en aquellas ciudades de más de 50.000 habitantes donde, o bien el PP o bien el PSOE, necesitan a sus concejales para hacerse con la Alcaldía y gobernar. Marín asegura que Ciudadanos es "decisivo" para la gobernabilidad en 18 de las 29 grandes ciudades: todas las capitales, excepto Huelva y Cádiz; además de Linares, Benalmádena, Sanlúcar de Barrameda, Torremolinos, Alcalá de Guadaíra, Mijas, El Ejido, El Puerto de Santa María, Roquetas del Mar, San Fernando, Jerez de la Frontera y Algeciras.
Aunque ese papel "decisivo" es una realidad es relativa en algunos casos. Por ejemplo, en Sevilla capital, el socialista Juan Espadas puede apoyarse en Ciudadanos, pero también en Adelante Sevilla (Podemos-IU). En cualquier caso, la distancia con sus competidores es tan ancha, que el regidor del PSOE ya ha avanzado que tratará de gobernar en solitario, como hizo en el mandato anterior con menos concejales que ahora. En Málaga, en cambio, el alcalde popular Francisco de la Torre revalida su mandato con dos concejales más (14). Puede reeditar su pacto con Ciudadanos (2), que ahora aspira a entrar en el Gobierno municipal, o puede tratar de gobernar en solitario.
De 18 los municipios de más de 50.000 habitantes en los que Cs se dice decisivo, sólo hay uno en el que el voto naranja puede inclinar el Gobierno hacia el PSOE o hacia un pacto a tres con PP y Vox. Se trata de Linares (Jaén). En el resto, Ciudadanos no está condicionado por una hipotética alianza con la extrema derecha, pero tampoco es determinante en muchos casos. En Sanlúcar, de donde procede Marín, ha ganado el PSOE y puede elegir entre apoyarse en IU, que es segunda fuerza, o en Cs. También ocurre en San Fernando, donde el peso de los naranjas es el mismo que el de Podemos. En Algeciras, el PP se ha quedado a un concejal de la mayoría absoluta; en El Ejido, Vox es segunda fuerza, por detrás del PP, y los populares sí podrían contar con los naranjas. En Mijas, como ocurriera en la legislatura pasada, ha ganado el PP por poco al PSOE, y Ciudadanos tiene la llave para elegir con quién de los dos gobierna.