Qué hacer en La Herradura, un pequeño paraíso en la costa de Granada

La Herradura es un núcleo poblacional más o menos equidistante entre Almuñécar y el parque natural de Cerro Gordo que tiene una imagen icónica: una bahía de unos dos kilómetros de extensión que protege de los vientos y forma de manera natural una de las playas más conocidas y frecuentadas de la provincia de Granada. Simplemente quedarse allí, en ese paisaje puramente mediterráneo , disfrutar de unas aguas habitualmente tranquilas, de un clima extraordinario y, ya puestos, también de los chiringuitos dispuestos aquí y allá. Pero es un sitio con muchos más alicientes. Y con una historia detrás. Hay restos de la época romana y más aún de la islámica. La alquería musulmana llamada Sat cayó en desuso tras la Reconquista y lo que más ha trascendido de los tiempos posteriores fue el impresionante naufragio que se produjo en la bahía en 1562, cuando se hundieron nada menos que 25 buques de guerra y murieron entre tres mil y cinco mil hombres. El tiempo, como se ha dicho, suele ser bueno. Pero aquel día hubo una excepcional tempestad que provocó la catástrofe. Después de eso, en el siglo XVIII, empezó a recibir a nuevos pobladores, que se incrementaron ya en el XIX, tras la Guerra de la Independencia , con la llegada de pescadores italianos, sobre todo de Génova. Era por entonces un pueblo minúsculo de claro sabor marinero. El turismo, a partir de los años sesenta del siglo XX, lo hizo crecer de manera exponencial. Ricos fondos marinos Vayamos a los alicientes. Por ejemplo, está el submarinismo. Todos los aficionados saben que los fondos marinos de La Herradura y de sus cercanías -Punta de la Mona o el ya citado parque de Cerro Gordo- son de una riqueza impresionante de la que pueden disfrutar tanto los iniciados como los neófitos, que cuentan con varias escuelas donde aprender. Muy cerca de allí, entre Punta de la Mona y La Herradura, está el único puerto deportivo que por ahora hay en la provincia. Se llama Marina del Este , tiene capacidad para 227 amarres, pueden fondear barcos de hasta treintra metros de eslora y su calado está entre los tres y los seis metros y medio de profundidad. Como aquellas son aguas normalmente tranquilas, es un punto de atraque perfecto para organizar rutas por las proximidades. La playa de La Herradura, como ya se ha dicho, reúne todas las condiciones para pasar un buen día. Pero por alternativas no va a quedar. A pocos kilómetros, en dirección a Málaga y por la mítica carretera nacional N-340 -mucho menos frecuentada desde que existe una autovía entre Málaga y Almería- están las calas que se forman bajo los acantilados de Maro . Algunas son de difícil acceso, como la Cala del Pino , que ya está en la provincia malagueña, pero el esfuerzo merece la pena. Otras, como Cantarriján , están especialmente protegidas y en verano sólo se puede bajar en un autobús-lanzadera. Abajo hay aguas cristalinas, dos buenos restaurantes y una sana convivencia entre personas que usan bañador -más abundantes en la cala principal- y los que prefieren tomar el sol desnudos, que sobre todo se sitúan en la ensenada más al fondo. Nudistas en la playa de Cantarriján, muy cercana a La Herradura a.a.p.n.c. Fuera del agua, una alternativa la mar de saludable es hacer una ruta senderista por el Río Verde , que implica, por lo pronto, subir por la mítica Carretera de la Cabra , antaño la única forma de ir desde Granada hasta esa parte de la costa. Es de montaña y abundan las curvas, pero para compensar ofrece unos paisajes de ensueño. Esa carretera conduce hasta un pueblo llamado Otívar , donde se inicia una ruta descendente en busca de la cabecera del río. Es un paraje realmente precioso donde resulta factible bañarse en las pozas -el agua está más fría que en el mar, eso sí- y también practicar algunos deportes de aventura como el barranquismo. A estas alturas no se puede decir que sea un territorio virgen, pero sigue dando al visitante la oportunidad de gozar de una buena dosis de silencio y tranquilidad , sobre todo si el viajero no acude en un fin de semana, porque entonces ese sosiego ya será más difícil de encontrar. Una de las pozas del Río Verde Rovero/Flickr Y queda Almuñécar , municipio al que pertenece La Herradura. Aunque hay cierta rivalidad entre los habitantes de uno y otro sitio y bastantes herradureños preferirían que lo suyo no fuera pedanía sino pueblo independiente, está claro que con el paso del tiempo y la mejora de las comunicaciones, ya todo está casi unido y la mayoría prefiere pensar que no hay nada de uno ni de otro, sino que todo es de todos. Visión que, por otra parte, es más sana. Pues en Almuñécar hay vestigios visibles de su larga historia como pueblo, que se remonta nada menos que a la época de los fenicios . Tiene un casco urbano interesante, un castillo razonablemente bien conservado -en La Herradura hay otro, por cierto- , un museo arqueológico y, para no variar, playas: Cotobro, Velilla, San Cristóbal o El Muerto.