La exasperante lentitud, cuando no directamente colapso, de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla es un verdadero mal endémico de la gestión municipal. El atasco en sus tramitaciones procede de hace ya varios lustros, agudizándose durante la etapa del socialista Alfredo Sánchez Monteseirín como alcalde y provocando una demora en la concesión de licencias, por ejemplo, que ha lastrado mucho la actividad económica y comercial de la ciudad. El debate sobre la tardanza en obtener una licencia de obras o de apertura, o bien un permiso de Medio Ambiente, es un clásico entre los empresarios, que encuentran enormes trabas en esos plazos tan dilatados para comenzar con su actividad en la capital andaluza. No han sido pocos los casos, de hecho, en que un negocio ha recibido su pertinente licencia municipal cuando ya ha cerrado.
Varios han sido luego los gobiernos locales que han intentado, sin suerte alguna, transformar la dinámica de trabajo, reorganizar la estructura y acortar los tiempos de espera para obtener la documentación oficial. Ni pudo el popular Juan Ignacio Zoido ni, de momento, lo ha logrado el socialista Juan Espadas a pesar de los esfuerzos y de las alternativas manejadas. De hecho, actualmente son unas 1.400 las licencias a la espera en los despachos de las caracolas de la Cartuja, si bien casi todos son de este mismo año y se han acumulado por el aluvión de solicitudes vinculadas el auge turístico del Caso Histórico (casos siempre más complejos). Esto ha vuelto a generar un nuevo atasco ante el que el gobierno local ha decidido poner en marcha un plan de choque trasladando a personal de otras áreas a la Gerencia como refuerzo. Lo ha justificado aludiendo al «volumen de licencias y presupuestos» actual, motivo por el que hace dos semanas ejecutó la adscripción temporal de este grupo de trabajadores a Urbanismo, de manera que se puedan agilizar las licencias.
En paralelo, además, en la delegación de Hábitat Urbano, que lidera el concejal Antonio Muñoz, se trabaja en la fusión con el servicio de Medio Ambiente, que se sigue ultimando con los sindicatos en las últimas semanas y que tiene ya perfilado su reparto de áreas: mientras Urbanismo va a quedarse con las licencias de actividad y las ocasionales (conciertos y eventos, por ejemplo), Medio Ambiente se ocupará de la Disciplina Urbanística. Esta incorporación de empleados a Urbanismo ha conllevado hace unos días el cierre del servicio de Medio Ambiente, con los consiguientes problemas.
Hace unos meses, por otro lado, el Ayuntamiento anunció que se está desarrollando un protocolo con el Colegio de Arquitectos para que se agilice la petición de licencias de obras, de las que se gestiona otras mil anualmente, mediante el envío del proyecto visado de forma directa a Urbanismo, con la identificación de los informes necesarios para cada iniciativa, a través de una plataforma. Además, el Colegio de Arquitectos Técnicos y Aparejadores propuso al Ayuntamiento convertirse en «entidad colaboradora urbanística» y poder tramitar y conceder licencias urbanísticas «por delegación», tal y como ya se hace en las dos principales capitales españolas, Madrid y Barcelona.
