El VAR se convirtió en el principal protagonista del duelo entre el Celta y el Real Madrid. Si antes del descanso salió a relucir para anular un gol de los gallegos por fuera de juego muy justo de Aspas, en la segunda mitad lo hizo para denunciar una acción que el colegiado había señalado como falta sin amarilla y que terminó con Modric en el vestuario, expulsado.
Las nuevas reglas aprobadas para esta temporada remarcaban que cualquier falta por detrás a la altura del talón de Aquiles debía ser tarjeta roja. Apoyado en esa regla, y tras ser avisado por el asistente del videoarbitraje, Estrada Fernández decidió expulsar al croata, que no daba crédito a la decisión del colegiado.
Modric había llegado tarde en una acción en la que había zancadilleado a Denis Suárez. Mientras el Celta se disponía a lanzar la falta lateral, el VAR avisó al colegiado, que revisó las imagénes y no tardó en acercarse al madridista para mostrarle la roja y mandarle al vestuario.
Un nuevo criterio que pilló por sorpresa a todos, incluidos a los jugadores del Celta, y que puede traer cola en la Liga si todos los árbitros deciden aplicarlo con la misma severidad que Estrada Fernández.
