A la espera de si Pedro Sánchez logra ser investido presidente del Gobierno en septiembre o de si la situación aboca a unas nuevas elecciones generales, el PP valenciano aguarda. Aunque los movimientos relevantes no llegarán hasta entonces, el partido -con una vida interna no muy apacible- ya se prepara.
El primer cambio de importancia que, previsiblemente, tendrá lugar será el congreso de la provincia de Valencia, que podría convocarse sobre otoño. Aunque inicialmente la preferencia de la dirección regional era que no se iniciaran ya los procesos como sí pretendía Génova, parece que está asumido que así será. Al igual que el hecho de que el cónclave no resultará tranquilo.
Lo que ocurra en él es una incógnita a día de hoy. Hasta hace escasas semanas, se daba por hecho que el presidente de la gestora y portavoz popular en la Diputación de Valencia, Juan Ramón Adsuara, se presentaría -como manifestó él mismo cuando asumió las riendas de la formación- y su candidatura estaría avalada por Madrid. Sin embargo, ahora mismo se encuentra todo en el aire, según reconocen fuentes del partido.
La relación con la cúpula regional que encabeza Isabel Bonig no es la mejor -pese a que ella ha tratado de asegurar públicamente que tiene su confianza- y existen algunas voces del sector de Pablo Casado que cuestionan su trabajo en la campaña electoral. A ello se añade que la configuración del grupo en la corporación provincial ha generado muchas tensiones.
Tanto la voluntad de Adsuara como la de Génova en este momento no queda del todo clara, aunque las posibilidades de que se se postule para liderar el partido continúan siendo altas. Aun así, ya hay quien vaticina que podría acabar por no hacerlo. La pregunta es qué nombres saldrían a la palestra en ese escenario.
Son numerosos los dirigentes y cargos que consideran que un congreso a cara de perro no conviene al partido. Si ya de por sí el cónclave resultará tenso, la reflexión que circula es la de evitar una guerra que abra en canal a la formación. Para ello tendría que buscarse, no un candidato oficial pactado por las cúpulas regional y nacional, pero sí un perfil que pudiera despertar cierto consenso entre ambas -aunque la propuesta partiera del sector de Casado- y que, además, cayera bien en las bases y no estuviera quemado.
¿Consenso?
La cuestión es si será posible. De un lado, Madrid deberá decidir el papel de Adsuara y plantear en caso de que se aparte de la carrera provincial por quién apostar. La posibilidad de traer a la diputada nacional y presidenta del Comité Electoral del PP Belén Hoyo -persona de máxima confianza de Casado- empieza a circular, si bien sus aspiraciones siempre se han situado más en Madrid que en Valencia. Tampoco se descarta que el líder popular delegue en ella la elección de un perfil cercano.
En cuanto a Isabel Bonig, la apuesta que ha llegado a sonar por su parte ha sido la de la parlamentaria autonómica Elena Bastidas, aunque fuentes del partido admiten que sus ambiciones parecen alejadas de la primera línea orgánica. Su papel podría ser el de mujer fuerte de la líder del PPCV en la provincia, pero está por ver si presidiendo el partido o se incorporaría como cargo posteriormente en la dirección que se configure. Si no fuera el nombre que acabe impulsando Bonig, podría buscar otro entre los alcaldes próximos a ella.
También queda por ver cómo jugará sus cartas el diputado nacional Vicente Betoret, quien sigue moviéndose en la provincia y hay quien apunta que continúa interesado en liderar el partido. El interrogante es si Génova lo permitirá o si, en caso de que no, podrá presentar también a alguien cercano.
Lo que muchas voces dan por hecho es que el congreso no contará con un único candidato, máxime cuando los avales necesarios para presentarse son escasos (cien) y puede ser una vía de incorporarse a la dirección que salga. Por ahora, el único que ha anunciado su decisión firme es el exparlamentario en el Congreso Juanvi Pérez, uno de participantes en la cena que varios críticos con Bonig convocaron en julio.
