Por qué ellas juegan menos al ajedrez: solo una de cada diez federadas es mujer

La falta de referentes femeninos y el entorno masculinizado complica el acceso de mujeres al ajedrez, aunque las cifras aumentan.

Con cinco años, María Rodrigo Yanguas recuerda ser “una niña muy movida”. Por esa razón, sus padres la apuntaron a clases de ajedrez. Algo a lo que entonces “era lo último a lo que quería ir” marcó su carrera profesional, y Rodrigo es ahora la presidenta de la Comisión de la Mujer y el Ajedrez de la Federación Española de este deporte (FEDA).

“En mi club de ajedrez éramos dos chicas”, recuerda la ajedrecista. Pese a subrayar que siempre se ha sentido “como una más” y que últimamente ha aumentado el número de jugadoras, reconoce que sigue siendo un deporte predominantemente masculino. De hecho, en España, solo una de cada diez licencias federativas pertenece a mujeres —2.348 frente a 20.078 hombres en 2021—, según el Consejo Superior de Deportes (CSD).

¿Pero por qué este deporte sigue atrayendo por el momento a más hombres que a mujeres? ¿Qué factores son los que influyen en la brecha de género del ajedrez y cuáles son las soluciones que se plantean, en particular desde el ámbito profesional?

La escasez de mujeres, uno de los factores que dificulta el acceso femenino al ajedrez

En el mundo, hay 156.134 jugadoras activas. Es decir, un 16,1% de las personas que practican este deporte a nivel de competición son mujeres, de acuerdo con datos de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE). En España, el porcentaje se reduce hasta el 10,8%, una de cada diez. Estas cifras complican la búsqueda de referentes, lo que las profesionales consideran fundamental para que las mujeres accedan y sobre todo continúen jugando al ajedrez.

Además, si bien, como indican las profesionales entrevistadas, el ambiente de este deporte es “sano” en general, facilitado por la existencia de competiciones mixtas, en ocasiones las jugadoras se enfrentan a situaciones de micromachismo. Por ejemplo, tras perder una partida contra Rodrigo, un hombre lo justificó por estar “despistado por su belleza”. “O enfadarse más porque ha jugado contra una niña y la niña ha ganado”, añade.

Por ello, sobre el acceso de las mujeres al ajedrez no solo influye la necesidad de referentes, sino también de compañeras. Cuando Mónica Calzetta Ruiz, primera gran maestra femenina de la historia en España, empezó a competir con 13 años, escogió un club de ajedrez en el que había mujeres para sentirse “más cómoda”. “Hay clubes que no tienen ni una sola jugadora” incluso a día de hoy, comenta, lo que puede dificultar que se inicien mujeres en este deporte, así como su permanencia, ya que a veces dejan el ajedrez antes que los hombres.

“A muchas chicas les encanta el ajedrez cuando son pequeñas”, opinó Jennifer Shahade, gran maestra femenina estadounidense, en una entrevista con Vanity Fair en 2020. Sin embargo, en torno a los 12 o 13 años, muchas mujeres paran de jugar, según la ajedrecista. “Si eres una chica y no tienes otras compañeras de tu misma edad, zona y nivel que también jueguen, puede empezar a ser menos interesante”, expuso. Por esa razón, considera que permanecer en el ajedrez “es más fácil para los chicos, porque hay muchos más hombres que juegan”.

La brecha en la puntuación entre hombres y mujeres en el ajedrez, pendiente de resolver

La escasez de mujeres a distintos niveles y la tasa de abandono en la adolescencia también son determinantes a la hora de lograr mejores posiciones en la clasificación. Como expresa Calzetta, “muchas de las jugadoras dejan su carrera deportiva en un momento en que un hombre no lo haría”, por ejemplo, por cuestiones culturales o de conciliación, lo que impide que sigan progresando y mejorando posiciones en un deporte que tiene más desarrollo en el tiempo que otros.

A ello se suma que, cuantas menos mujeres haya en el ajedrez, menos probabilidades de que destaquen, según Rodrigo. Este argumento es apoyado por varios estudios académicos, como el de Merim Bilalic y Kieran Smallbone, entre otros autores, publicado en 2009.

Según el análisis, la escasa participación femenina explicaría gran parte de la diferencia de puntuación en los puestos más elevados del ranking de ajedrez, donde el mejor jugador a nivel mundial, Magnus Carlsen, se sitúa 200 puntos por encima de Hou Yifan, mejor ajedrecista femenina, y que ocupa el puesto número 127 entre los mejores jugadores del mundo, según la FIDE.

No obstante, existen otros estudios que no consideran que la escasa participación explique la brecha de género en el ajedrez en su totalidad. Sobre esta realidad pueden influir también otros factores, como las amenazas de estereotipo. Este concepto implica que las mujeres juegan peor o más a la defensiva cuando saben que su oponente es un hombre, debido a “la ansiedad experimentada al tratar de evitar ese estereotipo o simplemente el ser consciente de ello”, como recogió un artículo publicado en 2017 por el Centro de Investigación de Política Económica (CEPR, por sus siglas en inglés).

La discriminación positiva y los torneos femeninos, necesarios para crear referentes, según las expertas

Aunque las profesionales destacan el buen recibimiento general en este deporte, donde hombres y mujeres compiten en torneos mixtos, reconocen que el entorno está masculinizado y que aún queda camino por recorrer. De hecho, pese a que desde 2007 hasta 2021, el número de licencias femeninas en España ha aumentado, las mujeres todavía suponen un 10,5% del total, según el CSD.

En este entorno mayoritariamente masculino, surgió la Comisión Mujer y Ajedrez encabezada por Rodrigo, que se planteó en su origen cuatro ámbitos principales a potenciar: la mujer en competición, en el arbitraje, en la formación como monitora y entrenadora, y su visibilidad en el ámbito público. Mediante estos tres pilares, buscan generar referentes femeninos y reducir la brecha de género en el ajedrez. “Estamos saliendo a la calle a jugar con las chicas del equipo olímpico”, ejemplifica la presidenta de la comisión.

Además, a la vez que se mantienen las competiciones mixtas, se incentiva la celebración de torneos de ajedrez exclusivamente de mujeres. “Sobre todo a la hora de iniciarse”, subraya Calzetta, que considera este entorno “un poco más amable” para una primera competición.

A juicio de María Eizaguerri Floris, primera mujer en ganar dos veces el campeonato de España en sub-16 y en sub-18, la discriminación positiva “es necesaria” porque hombres y mujeres “no parten de la misma base”. Así, cuantas más mujeres se incorporen al mundo del ajedrez, “más continuarán luego”, considera.

También Sabrina Vega Gutiérrez, ajedrecista canaria ocho veces campeona de España, califica este tipo de medidas de “fundamentales”: “Son importantes para corregir ese statu quo, que no es otro que el dar la posibilidad a las chicas de que prueben e incentivar que el ajedrez también es una opción para ellas”.