El Papa canonizará en 2025 al beato Pedro Soler Méndez, primer santo de Lorca
Será santificado en la Plaza de San Pedro de Roma con motivo del Jubileo de la Iglesia
El Papa Francisco canonizará en 2025 al beato fray Pedro Soler Méndez (1827-1860), miembro del grupo de los "mártires de Damasco", que se convertirá en el primer santo nacido en Lorca, según ha confirmado la Diócesis de Cartagena.
El Boletín de la Santa Sede recoge este jueves que el Papa con los votos favorables de la sesión ordinaria de los padres cardenales y obispos ha aprobado la canonización de los beatos de la Orden de los Hermanos Menores asesinados en Siria en 1860, entre los que se encuentra el franciscano y misionero lorquino.
El fraile, que murió a los 33 años, será santificado en un acto multitudinario que tendrá como escenario la Plaza de San Pedro de Roma con motivo del Jubileo de la Iglesia, informa Efe.
El obispo, José Manuel Lorca Planes, ha dicho que se trata de "una noticia gozosa y extraordinaria para la Diócesis de Cartagena; damos gracias a Dios por este primer santo de Lorca".
Con motivo del anuncio de la canonización todas las campanas de las parroquias de la Diócesis repicarán este jueves a las 19:00 horas para "dar gloria a Dios y bendecirle por esta noticia".
Hijo de un arriero, Pedro Soler estudió en el convento franciscano de San Diego en Lorca, y después se marchó al colegio franciscano de Priego, en Cuenca, dedicado a formar misioneros con destino a Jerusalén y Marruecos.
En él hizo sus votos y partió para Palestina en 1858 y en junio de 1860 junto a otros diez cristianos, varios de ellos misioneros, fue apresado, torturado y asesinado por un grupo de drusos durante un motín popular.
Esos mártires fueron beatificados por Pío XI en el año 1926 y serán canonizados por el Papa Francisco un siglo después.
En Lorca una calle lleva su nombre en el barrio de San Cristóbal y el alcalde, Fulgencio Gil, ha dicho que su canonización "es una gran noticia" para la ciudad.
En la iglesia de San Cristóbal se conserva la pila en la fue bautizado hace casi dos siglos, hay un retrato suyo y cada año se le recuerda besando su reliquia en su festividad.
En el monasterio de Santa Ana y Santa María Magdalena se conserva el alba con el que ofició misa por primera vez y en el santuario patronal de la Virgen de las Huertas y en la iglesia de San Francisco se le recuerda con sendas esculturas.