Jueves Santo en Sevilla: La lluvia inclemente certifica la peor Semana Santa en años
En la Semana Santa de las reflexiones sobre la peligrosa desviatuación de un evento al que ya le pesan demasiado la falta de educación y civismo en la calle, llegó una de las jornadas capitales por importancia espiritual y patrimonial. La lluvia no fue clemente tampoco con el Jueves Santo pero tuvo un efecto balsámico para algunos de los males que se llevan arrastrando desde el Domingo de Ramos. Los templos estaban llenos y en las calles, filas ordenadas de devotos cofrades, aguardaban su turno para ver unos pasos que este año no vieron el cielo sevillano. Aquí no había espectáculos musicales que arrastran mareas humanas. Tampoco vinieron los de los aplausos a destiempo ni los que les gritan a unas imágenes porque no hay baile delante de sus narices. El Jueves Santo se vivió desde la emoción de mirar frente por frente a unas imágenes resguardadas en sus templos. Una lección dolorosa porque el peaje fue quedarse sin procesiones, pero que nos recordó donde reside la pieza nuclear de este fervor popular. La lluvia ha hecho un inmenso destrozo a lo que llevamos de Semana Santa. Sin contar los años de pandemia, hay que retrotraerse hasta 2011 para encontrarse con un precedente tan malo. Hasta este Jueves Santo sólo han salido y completado sin problemas sus respectivos recorridos 12 procesiones, frente a las 22 que no han puesto ni la cruz de guía en la calle. Hace 13 años pudieron salir 31 cofradías. A esta edición de 2024 le resta el fin de semana, pero la previsión es negra. El anunciado tren de tormentas que dejaba desde primera hora el peor de los pronósticos de esta Semana Santa pasada por agua, sin ni siquiera ventanas de esperanza para las decisiones más arriesgadas, no pudo, sin embargo, con otro de los males de este evento multitudinario que pide a gritos un repaso profundo: las acampadas que ponen al límite la seguridad de todos para la comodidad de unos pocos. Porque sí, hubo algún amago a pesar de que el tiempo invitaba a quedarse en casa. A las dos de la tarde, cuando aún restaban casi doce horas para la hora oficial de salida de la Esperanza de Triana , grupo de personas con sillas de playa buscaban el mejor sitio para apostarse cerca de la capilla de los Marineros. Tal cual. Al estilo Cristo de Burgos A esa hora ya se habían pronunciado las dos primeras cofradías de la nómina del Jueves Santo, confirmando con bastantes horas de antelación que no hacían estación de penitencia. A las 12.21 del mediodía, con más de dos horas y media de anticipación, Los Negritos comunicaba la suspensión. Una hora después lo hacía la Exaltación. Parece que está calando entre las juntas de gobierno el precedente del Cristo de Burgos, que el Miércoles Santo anunció que se quedaba en San Pedro seis horas antes de su hora de salida. El argumento que daba el hermano mayor de mimar al cuerpo de hermanos para que no se mojen en balde va ganando peso. Este jueves se leyeron más de un comentario en redes sociales pidiendo a las corporaciones de la Madrugada , algunas con nóminas que superan los 2.000 nazarenos, que no tardaran en pronunciarse. El parte de la Aemet es incuestionable: 100% de posibilidad de lluvias entre las cuatro y las siete de la mañana. El arzobispo de Sevilla pidió a las hermandades prudencia ante la situación meteorológica adversa El arzobispo de Sevilla había pedido por la mañana a las hermandades prudencia ante la situación meteorológica adversa. Saiz Meneses miraba a a las juntas de gobierno y les decía que tuvieran muy presente el patrimonio, pero también a las personas, y que este año tocaba hacer penitencia sin salir. Aún están frescas las críticas que inundan todas las tertulias cofrades sobre lo que hicieron el Buen Fin y el Carmen saliendo a la calle en un Miércoles Santo lluvioso. El debate es peliagudo porque no sólo arriesgaron sino que en el caso de la hermandad de Omnium Santorum, los sucesivos aguaceros ni siquiera les llevó a quedarse refugiados en la Catedral. La Virgen del Rosario de Montesión Juan Flores El Jueves Santo estaba tan cerrado que los anuncios de suspensión de las estaciones de penitencia fueron cayendo uno tras otro como fichas de dominó. Hubo muchos hermanos que optaron por guardar la túnica para el año que viene sin pisar la iglesia. Se vio en la capilla de las Cigarreras, que comunicó lo previsible 40 minutos antes de haber puesto la cruz de guía en la calle justo en un momento de chubasco sobre Los Remedios. En ese momento había muy pocos nazarenos de túnicas moradas en los alrededores de la antigua Fábrica de Tabacos. El día estaba sentenciado desde la noche anterior, cuando la lluvia empezó a caer con fuerza al entrar el odioso tren de tormentas. Por eso, Pasión tampoco tardó en dar la noticia menos noticiosa del día, que los pasos se quedaban en el Salvador y lo hacía con cinco horas de antelación. A las tres de la tarde, cuando el Jueves Santo debía de haber empezado a abrirse con los primeros nazarenos de Los Negritos y la Exaltación, lo único que restaba por saber es qué iba a hacer las hermandades de Montesión, Quinta Angustia y el Valle. No hubo sorpresas ni carne para hacer memes. Rosas chocolate A las cinco y veinte de la tarde, diez minutos antes de la salida, Montesión certificaba la defunción de este Jueves Santo si se miden sus constantes vitales por el número de pasos en la calle; porque del fervor y el ambiente que se ha respirado en las últimas horas, esta jornada ha brillado sin necesidad de sol. En las primeras horas de la tarde, los cielos seguían nubosos pero los paraguas permanecían cerrados. Eso facilitó que de nuevo el exterior se volviera a llenar de público en busca de las iglesias que abrían sus puertas. Larguísima fila para entrar en la capilla de los Ángeles. Y muy comentado, un año más, el exorno floral que presentaba el paso del Cristo de la Fundación. Qué delicia de rosas color chocolate en las esquinas de la canastilla. Ríos de gente en Triana pata ver los pasos de la Esperanza en su capilla Manuel Gómez El Jueves Santo es un día de rostros conocidos y famosos apostados en los balcones. Pero sin procesiones, esta parte del relato más frívolo se quedó sin protagonistas y la prensa del corazón se quedó sin historias. Probablemente muchas visitas se suspendieron con la llegada de la borrasca Nelson y aplazaron su aterrizaje en Sevilla para mejor ocasión. Los últimos pasos antes de finiquitar uno de los días grandes para el sevillano se daban en dirección a la iglesia de la Anunciación y la Magdalena, a ambos lados de una carrera oficial huérfana de procesiones. Sería el cielo blanco y menos plomizo o que las esperanzas se agarran a lo que sea, que hubo público aguardando la salida del Valle. En la Magdalena, el ambiente era mucho más frío. El sevillano sabía que las probabilidades de que la Quinta Angustia pusiera en la calle esa obra sublime de imaginería eran nulas. Antes de las siete y cuarto de la tarde, se daba la puntilla al día con los comunicados de las dos últimas hermandades que dictaban una sentencia...para olvidar.