La odisea de conseguir un test Covid en Barcelona a 24 horas de Nochebuena: «Llaman a todas horas»
El reciente incremento de los contagios por la variante ómicron y el anuncio de nuevas medidas para frenar la sexta ola ha animado a muchos ciudadanos a hacerse test de antígenos «caseros», los denominados «antígenos», antes de las tradicionales reuniones familiares de Nochebuena y Navidad. Sin embargo, las existencias de estas pruebas se han agotado en Barcelona a lo largo de los últimos días y, a día de hoy, es una auténtica hazaña lograr un test en la mayoría de farmacias de la capital catalana.
«Hemos llegado a vender cientos de test al día, pero no tenemos ni uno desde hace una semana», explica a ABC Ana de la Nogal, dueña de una farmacia a escasos metros del templo de la Sagrada Familia. En su caso, decidieron no lucrarse vendiendo estos productos tan demandados en vísperas de las Fiestas y optaron por hacer un llamamiento en las redes sociales avisando que en su local podían conseguir los preciados antígenos a un euro. «Otros han preferido hacer el agosto», lamenta la farmacéutica. El éxito de su convocatoria fue tal, señala junto a su hermana, que se quedaron sin existencias hace una semana. Desde entonces, prácticamente no les llegan test, y su día a día se ha convertido en un continuo de llamadas, whatsapps y clientes preguntando pro si les queda alguna prueba en el almacén.
«Incluso en nuestro contestador automático decimos que no nos quedan, también hemos puesto carteles en la puerta y en el timbre, pero la gente sigue preguntando», añade De la Nogal. Lo cierto es que, a menos de 24 horas de la Nochebuena, hay un punto de desesperación en algunos de los clientes, que deambulan de local en local buscando un antígeno. «Yo llevo ya dos farmacias, y voy a seguir buscando. En mi caso vienen los nietos a casa por Navidad y queremos hacer los test como hemos hecho otras veces. Lo hacemos porque te sientes más seguro pero cuesta un sacrificio, tengo pocos ingresos y no lo hago por capricho», exponía hoy Daniel Gómez, un jubilado que se acercó este jueves por la mañana al consultorio de las hermanas De la Nogal buscando antígenos. «Si los encuentro, bien, si no, igual decidimos no juntarnos», resuelve. Tras encajar la segunda negativa de la mañana, el hombre da media vuelta y, con resignación tras la mascarilla, sale en dirección a otra farmacia.
«¿Dónde están?»
El esquema se repite en muchas de las farmacias de Barcelona. Escasez, carteles avisando a los clientes e interminables intentos. Emilio Moliner, que lleva 15 años al frente de una farmacia en la zona de las Glorias, reconoce que la situación es un «no parar» desde hace diez días. El anuncio de nuevas restricciones (la Generalitat incluso ha pedido volver al toque de queda) no ha ido acompañado en Cataluña de una política agresiva de detección de contagios en las farmacias como sí ha ocurrido en Madrid, pero eso no ha evitado que muchos insistan en preguntar si hay antígenos disponibles o la opción de hacerse las pruebas en el boticario. «Tenemos test ‘profesionales’ pero no los podemos hacer al público, solo hacemos la prueba si tienes una receta del centro de salud, hay mucha gente que no entiende que le hagamos el test a su hijo porque tiene receta del colegio y a ellos no», reconoce Moliner.
En su caso, se quedó, de golpe, sin suministro de test hace diez días. «Primero nos limitaron a 20 al día por farmacia, y luego ya dejaron de venir. ¿Dónde están esos test? Esa es la gran pregunta, o no han hecho previsión, o se han quedado sin», expone el farmacéutico. «La gente está deambulando buscando por todos lados, es constante, yo desde hace 15 días no tengo. No tengo ni para mi, ni para mi familia. Pensaba que hoy nos llegarían algunos para la Navidad, pero nada», concluye. En estos momentos, las farmacias que tienen aún reservas de antígenos las venden por entre cuatro y ocho euros, casi un 500% su precio de fábrica.
Sin posibilidad de hacerse las pruebas de farmacia, algunos catalanes han optado por volver a los laboratorios de diagnóstico. En algunos de ellos, como el centro Schbelta Clinic de la Diagonal hay colas en la calle desde hace días. No obstante, por ahora la mayoría de sus clientes son turistas o extranjeros que necesitan hacerse pruebas para poder volar. También los hay que deciden hacerse allí la prueba porque todavía no tienen el ‘pasaporte covid’ necesario para entrar en los bares, restaurantes, gimnasios y teatros catalanes. Es el caso de Nyncke, de 16 años, que asegura haberse vacunado, pero que se hizo hoy un test porque todavía no había recibido el pasaporte. «Por más que sea molesto y costoso, lo veo útil porque da seguridad, y también te permite ayudar a los demás», expone la joven.