«Imposible la reunión física, para respetar el confinamiento, nada nos impide la comunión espiritual», ha declarado monseñor Michel Aupetit, arzobispo de París, jefe de la Iglesia de Francia, anunciando que él y un puñado de fieles celebrarán una ceremonia religiosa, Viernes Santo, en la catedral de Notre Dame, cuyos trabajos siguen paralizados.
Monseñor Aupetit fue una de las primeras personas que se vieron aquejadas, en Francia, de síntomas que anunciaban su posible contaminación. «Fue algo muy benigno», ha declarado el arzobispo de París a RTL, primera cadena de radio de Francia, agregando: «Pude recuperarme muy rápido. Algunos sacerdotes, por el contrario, estuvieron entre las primeras víctimas».
El arzobispo de París «subirá» este Jueves Santo a la basílica del Sagrado Corazón de Montmartre, desde donde procederá a una bendición simbólica de París. Será una ceremonia breve. Monseñor Aupetit estará acompañado de un grupito muy reducido de fieles y sacerdotes, «a prudente distancia física».
La iglesia de Francia ha propuesto la celebración íntima y solidaria de la Semana Santa. Imposibles las reuniones públicas, radio, tv y vídeo conferencias, sin embargo, van a promover «reuniones» virtuales, invitando a los servicios compartidos, en familia, entre íntimos.
En muy diversas iglesias de Francia, muchos sacerdotes han tomado iniciativas personales, para prestar socorro, material, sanitario, moral, a víctimas o colectivos en primera línea de riesgo y sufrimiento.
El arzobispo de París volverá a Notre Dame
Tras la bendición de París, desde la montaña y la basílica del Sagrado Corazón de Montmartre, este Jueves Santo, Monseñor Aupetit celebrará una misa en la catedral de Notre Dame, Viernes Santo.
Hace un año, el arzobispo de París ya celebró Viernes Santo, en Notre Dame, con una misa excepcional. La catedral y sitio histórico acababa de sufrir su trágico incendio. Doce meses más tarde, monseñor Aupetit volverá al altar mayor de Notre Dame, acompañado de un reducidísimo grupo de sacerdotes. Juntos volverán a celebrar una misa igualmente histórica.
Antes de ser ordenado sacerdote, el arzobispo de París era médico. Es un testigo doblemente excepcional, que comenta su situación, esta Semana Santa, en estos términos: «Como médico, intentaba acompañar a mis pacientes. Como hombre de iglesia hago un trabajo semejante. Intento acompañar a los fieles. Intento aportar esperanza, en la comunión espiritual».
