El necesario adiós de Gareth Bale
El madridismo asiste atónito a la enésima falta de respeto de Gareth Bale. El episodio de días atrás, cuando no dudó en posar con la famosa frase de Mijatovic al respecto de sus prioridades humanas tras la clasificación de Gales para la Eurocopa, en las que en Real Madrid está bastante atrás, ha terminado de colmar la paciencia de los aficionados y espero que también de las altas instancias. ¿Qué debe hacer el club al respecto? Posiblemente todos tengan en mente su propio castigo, pero lo mejor es no perpetuar su ostracismo en el vestuario.
El contrato del galés termina en 2022, lo que supone tener una piedra en el zapato esta temporada y dos más. Al jugador no le importa (quien sabe si no piensa en retirarse una vez termine ese plazo), pero el club debería tomar cartas en el asunto. Primero porque su ficha es de las más altas de la plantilla en este momento, y sobre todo porque el club no puede permitirse un desplante de esta magnitud. La nueva camiseta del Real Madrid no está hecha para jugadores displicentes, por muchos goles decisivos que hayan marcado en el pasado. Por aquí han pasado Di Stefano, Gento, Santillana, Butragueño, Raúl, el mismo Zidane, Ronaldo el gordo, Cristiano sí me apuran: ninguno tuvo la osadía de faltar al respeto a la entidad de esa manera.
Gareth hace tiempo que no es jugador profesional, al menos en este deporte. Su coste y su rendimiento ya están amortizados, y hoy en día no aporta nada más que fricciones al grupo y molestias en su trabajo diario. Sus primeros años le granjearon la posibilidad de renovar al alza, pero el devenir de los últimos acontecimientos nos muestra a un tipo sin sangre, anquilosado en las bondades climáticas de nuestro país y obcecado en impulsar su carrera como golfista, deporte que sí parece despertar sus pasiones. No pasa nada por ello, cada cual es libre de hacer con su vida lo que le plazca, excepto si con ello molestas a otros. Y Gareth en este caso está molestando a muchas personas, cientos de miles en todo el mundo. Ni siquiera se puede jugar aquí con su deseo de jugar la Eurocopa: irá convocado sí o sí porque con una pata coja es el mejor de su equipo.
¿Qué hacer con él? El Madrid debe buscar una solución aceptable para el propio club, lo que ocurra con el jugador importa un pimiento. Y con ello deben plantearse incluso las circunstancias más radicales: para tener a un vago en el vestuario cobrando, mejor darle el dinero por adelantado y que deje de molestar a quienes realmente sí están implicados (porque lo reclamará, créanme). Seguro que a nivel deportivo el equipo lo agradece, que falta hace.