La marca de rotuladores Carioca nace como una empresa de producción de bolígrafos, llamada Universal. Se origina en el año 65 después de que el fundador Alessandro Frola importara en Europa desde Japón lo que conocemos hoy como rotulador, un bolígrafo con la punta el fieltro y un tampón donde conservar la tinta.
Estos rotuladores se colocaron los líderes en el sector de la papelería con todos sus diferentes modelos de colores. Las cajas enseñaban todos los colores, mostraban el nombre del producto e incitaban a ser abiertas para poder colorear con el contenido.
La tinta de los rotuladores tenía ese olor a alcohol del que todos a día de hoy nos acordamos con una sonrisa. Las tapas no tenían agujeros y, aunque se sometían a una infinidad de controles de calidad, son solo una décima parte de lo que son ahora.
Ahora todo ha cambiado: las leyes europeas e internacionales, las certificaciones, la preocupación de los padres por los productos que tienen en mano sus hijos...
Todos los rotuladores y sus tintas se producen en la fábrica de Turín, en Italia. Las tintas están fabricadas a base de agua sin ningún componente tóxico y con colorantes de uso alimentario, los mismos que se usan en los caramelos o en los yogures. El cuerpo del rotulador también ha cambiado mucho para la seguridad de los más peques. Puntas bloqueadas y capuchones ventilados para evitar la asfixia en caso de que venga ingerido.
Además el catálogo ya no se basa solamente en rotuladores si no que cuenta con una infinidad de referencias entre las que destacan los lápices de colores, témperas, ceras, acuarelas, gomas, pegamentos... un sin fin de productos para que los peques puedan ir al colegio tranquilos preocupándose solamente de ser creativos.
