Sangre, sudor y gloria en una corrida de pedernal
Un Winchester 73 llevaba Cumplidor en cada pitón. Asustaba su descarada presencia, su número herrado con el año de la muerte de Manolete y esos fusiles cargados de pólvora antigua. Astifinísimo el 47, del que decían los corredores que había sido noble en el encierro. El timo de la estampita en la veloz carrera. Su dureza de sílex estaba reservada para lidia, que es donde se demuestra la condición de un toro y su verdadero destino. Porque sin corrida no hay encierro. Como sin tercio de varas no hay corrida ... Читать дальше...