«Íbamos de niños a cogerlo. Unos nos lo comíamos y otros lo vendían en la puerta del cine o del fútbol», recuerda un viandante a su paso por La Campana, transitando por delante de uno de los pequeños puestos de paloduz situados en el Centro de Sevilla, una de las golosinas más clásicas durante la infancia de aquellos que ronden o hayan superado ya la cincuentena.
A modo de contexto, para los integrantes de la «generación Z» (también conocidos como posmillenials), se llama paloduz a la raíz del regaliz, caracterizada por su sabor dulce. Читать дальше...