Juana ya no está “loca”, sino “viva”
Un concurso invita a los visitantes del Museo del Prado a actualizar las cartelas desde una óptica más contemporánea
El “dolor insoportable”, la “desazón profunda”, la “expresión enajenada”, sus “ojos incapaces”, una “mirada ahumada y desolada”, la “profunda consternación”, la “desdicha humana”, la “pasión irracional”, “el amor que escapa a la lógica y deviene en locura”… la “locura de amor”. Durante casi siglo y medio la obra Doña Juana la loca del Museo del Prado ha mantenido inalterable su mensaje: la reina Juana I de Castilla es una loca despechada por amor, incapaz de hacerse cargo de un país por haber perdido a su marido. Francisco Pradilla se esmeró en crear al personaje protagonista más demencial de la historia de la pintura española. Nunca el centro de atención fue tan maltratado en su expresión y en las miradas de quienes la rodean: nadie hace por disimular su desprecio. Están hartos de ella y son los testigos que confirman su inhabilitación.