Política y grilla
Hacer política es una necesidad humana que debiera ser un arte si se trata, mediante ella, de organizar a la sociedad desde los gobiernos. El término, sin embargo, se ha abaratado tanto al grado de que hoy coloquialmente se le llama “grilla”. Y “grilla” es eso: malaleche, chisme, tergiversación, perversión, calumnia, difamación, maldades y un largo etcétera si observamos cómo es que actúa nuestra clase política para favorecer, a toda costa, intereses de grupo. Así proceden los partidos, los sindicatos, las oficinas gubernamentales, las universidades públicas –y algunas privadas-. Habrá contadas excepciones.
No deja de sorprender lo que contados medios de comunicación informan acerca de cómo dejó al país el sexenio priísta. Es vergonzante, penoso y ruin. La corrupción inmensa del régimen peñanietista, solapada por los partidos políticos hoy opositores al Ejecutivo federal en turno es inimaginable. ¿Dónde estuvieron el PAN, PRD, Verde y Movimiento Ciudadano? ¿Dónde los senadores y diputados en San Lázaro? ¿Dónde la hoy fiera y crítica prensa? ¿Y los afamados comentócratas? ¿Dónde las cámaras y organismos empresariales?
Fue ese mismo sistema corrupto y corruptor sexenios atrás el encargado de convertir la política en “grilla”, de cercenar voluntades, de torcer la realidad social hasta convertirla en un tianguis y vender formas de gobierno contrarias a las necesidades reales de la gente. El camino fue largo, pesado, sinuoso y lleno de obstáculos para la mayoría de la población. Pero todo lo que inicia termina, y está terminando tras más de 30 años de engaños y mentiras, de demagogia y verborrea, de traición a un pueblo que se cansó de tanta injusticia.
Contra lo que piensen, digan y escriban los defensores de lo indefendible, ese mar de perversión e inmoralidad perpetrado por la clase política de arriba que mal gobernó al país, ahora guardará reposo por largo tiempo. El coraje de una sociedad envilecida está propiciando que empiecen a darse cambios y nuevos escenarios desde una renovada esperanza.
El gobierno podría ser, ahora, un factor de cambio social que transforme radicalmente el estado de cosas en México entero. Así que Coahuila y Durango, y nuestra Comarca Lagunera, son escenarios idóneos para romper esas férreas estructuras donde, todavía con grillas, controlan y vulneran a las instituciones y a su población.
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