No somos veinte, somos legiones/seremos más, miles más/hombro con hombro/unas con otras/nos vamos a liberar.
Es la letra que algunas mujeres cantaron el pasado mes de enero en Jerez, con la música del Bella Ciao ¿el motivo? Recordarle a su nuevo Gobierno que la ley de violencia de género no se toca.
#NiUnPasoAtrasEnIgualdad #15E#NoNegociamos ¡Autodefensa Feminista! #BellaCiao#NiUnPasoAtras#XRY pic.twitter.com/AkLoQPayNh— Letra Escarlata✍ Teresa Domínguez (@letra_escarlata)
15 de enero de 2019Dentro de poco se cumple un año de la primera manifestación feminista en España, y durante este año las mujeres han seguido reuniéndose en asambleas y en las calles: el 25 de noviembre por las víctimas de violencia de género, y el 15 de enero como medida preventiva ante un posible “paso atrás”. Desde aquel histórico 8M de 2018, España cuenta con 50 mujeres menos (en el momento de escribir este artículo); datos que bailan y mucho, mucho ruido- que diría Sabina-.
Del 2018 al 2019
Cuando a Sara Jiménez, una de las voceras de la comisión que organiza el 8M, le preguntan si se ha logrado algo desde entonces, responde con calma «algo». El 2018 sirvió para poner en la calle los problemas de las mujeres, darles visibilidad y «darse cuenta de que no eran problemas individuales sino estructurales». La agenda pública se ha llenado de mujeres hablando de igualdad, entrevistas en las que se pregunta sobre el feminismo y caras conocidas que tratan de ser altavoz de las que no lo son tanto. Otro de los logros, relata Jiménez, son las redes de mujeres. Desde la manifestación, se han creado grupos en el rural, en barrios de ciudades y en pequeños municipios de toda España que demuestran la capacidad de organización del colectivo y, de nuevo, la puesta en común de problemas compartidos.
Pero hay que ir más allá. En lo cotidiano, el día a día de las mujeres no ha mejorado. El feminismo, como cualquier tema que cope los medios, se enfrenta a una reacción de rechazo que vuelve a llenarlo de polémicas triviales en vez de sororidad. «Es que ahora todo es machismo», suele escucharse en las conversaciones de bus, café o cañas. Esa frase con «perspectiva de género» sería: «Es que ahora todo lo miramos con las gafas moradas». Nuria Varela, escritora experta en feminismo y violencia de género, explica que esta reacción de rechazo «ha sido lo habitual a lo largo de los tres siglos de historia del movimiento. Todos estamos a favor de la igualdad y en contra de la violencia de género, pero era mentira. Hasta ahora que sí vemos que hay gente que empieza a comprometerse y a trabajar para ello».
La ola feminista lo empapa todo y a todos los niveles. Uno de los más debatidos es el uso del lenguaje inclusivo, o la búsqueda de la paridad en las mesas redondas y otros eventos ¿Se olvida el feminismo con estos debates de luchar por lo importante? Al hacer la pregunta, Lidia Falcón, presidenta del Partido Feminista de España, responde desconcertada: «¿Qué es lo importante? A ver, yo no soy negra, ni lesbiana, ni trans pero entiendo su causa y lucho por ella. Por ejemplo, yo puedo estar muy centrada en la lucha contra la violencia, o en los problemas de las mujeres migrantes. Pero que haya otras que luchen por el lenguaje también es importante».
Varela explica que la controversia en temas como la presencia de mujeres en los carteles de los festivales de música se genera por la necesidad de asentar a los referentes. «Las mujeres ocupamos el espacio público en los Juzgados, en las Universidades o en los medios desde anteayer, por eso cuando se habla de su ausencia en otros ámbitos todavía rechina». En cuanto al lenguaje, «lo simbólico importa porque tiene consecuencia en nuestras vidas. La forma de hablar determina la forma en la que pensamos. Solo se acaba con la violencia si logramos igualdad en todos los campos».
El camino hacia el 8M del 2019
La huelga feminista de 2019 ya está convocada por los sindicatos y por el colectivo. A falta de un mes ya se ha lanzado la primera campaña: #1000Motivos. «Cada una en sus espacios sufrirá diferentes desigualdades o les moverán diferentes razones para acudir», dice Binder, componente de la comisión coordinadora. La campaña pretende llenar las redes sociales, espacios de trabajo o calles con unos colgadores en los que se pueden leer los motivos para la huelga de cada una. Además, a lo largo del mes de febrero tendrán lugar varios actos como una carrera «porque salir a correr no debe ser un deporte de riesgo».
#HuelgaFeminista porque estamos cansadas de enseñar a nuestras hijas a protegerse #1000motivos pic.twitter.com/KynDZvAdLe— Lola Sánchez Ruiz???? (@lolasr68)
8 de febrero de 2019#HuelgaFeminista porque los cuidados no sólo sean responsabilidad de las mujeres #1000motivos pic.twitter.com/PwPBM51PaT— Lola Sánchez Ruiz???? (@lolasr68)
8 de febrero de 2019Existen #1000motivos para la #huelgafeminista, aquí va uno de ellos: las abogadas estamos hartas de que se cuestione nuestra profesionalidad por ser mujeres#HaciaLaHuelgaFeminista pic.twitter.com/uNmNHsP14d— RedJurídica Abogad@s (@laredjuridica)
8 de febrero de 2019Sobre la huelga, «lo más importante es que los sindicatos ya han sido convocados. De esta forma aseguramos que cualquier mujer está cubierta, ya sea de 2 horas como quieren los mayoritarios (CC. OO. o UGT); o de 24, como pretenden los minoritarios». Aunque, ante esta última posibilidad, Falcón es realista: «No se dan las condiciones necesarias en el país para que alguien se pueda permitir parar todo el día. Las presiones y la precarización en el trabajo… eso es muy difícil, pero sea como sea existe el derecho». En cuanto al papel de los sindicatos este año, a diferencia del anterior, la comisión ha aclarado que están haciendo un gran esfuerzo por trabajar en la misma dirección que los diferentes grupos; en escucharlos y organizar las marchas.
Las reivindicaciones del 8M de 2019 se centrarán en 4 pilares: violencia contra la mujer, cumplimiento del Convenio de Estambul(Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica); economía, precarización y brecha salarial; fronteras, ante el repunte del discurso racista se entiende que las mujeres migrantes sufren una doble discriminación; y para acabar, cuerpos, en relación con la defensa de la actual ley del aborto o a la corresponsabilidad en la crianza y conciliación.
Lo vivido en España el pasado 8 de marzo hizo cambiar de enfoque al Gobierno; unió a mujeres de todas las ideologías e hizo levantar la voz a profesionales de ámbitos que normalmente no llenan titulares. Superarlo va a ser difícil, igualarlo lo esperado.
Sea como sea, la maquinaria se ha puesto en marcha, las calles se volverán a llenar el próximo 8 de marzo de mujeres que unirán sus voces para recordar que sobran los motivos para seguir luchando por la igualdad.
