«Unos 2.000 disidentes de las FARC siguen en activo»
La derecha colombiana irá en coalición a las elecciones presidenciales de mayo. Iván Duque, senador del Centro Democrático y apuesta del uribismo, se jugará su candidatura con el ultraconservador Alejandro Ordóñez y Marta Lucía Ramírez. Muchos creen que Duque ganará la partida y será el líder de esa coalición que aspira a enterrar ocho años de «santismo».
Nacido en Bogotá, este abogado de 42 años confiesa en una entrevista en Madrid que un año después de la firma de los acuerdos de La Habana Colombia sigue lejos de la paz: «Los pactos no están funcionando. Supuestamente las FARC desmovilizaron a 7.000 personas, pero unos 2.000 siguen activos en grupos disidentes. Los cultivos ilícitos siguen creciendo y los cabecillas se presentan al Congreso y a la presidencia. Son pésimas noticias. El Estado tiene que mantener la capacidad ofensiva». Y añade que si se convierte en presidente, introducirá «cambios estructurales» en los acuerdos de paz.
Duque se sitúa en el «extremo centro» y rechaza que la batalla política responda hoy a «viejas» ideologías: «Pertenezco a un partido que se construye sobre la filosofía del presidente Uribe, que siempre planteó dejar los debates anacrónicos de izquierda y derecha para centrarnos en la calidad de las políticas públicas, en temas como la seguridad, el emprendimiento, las reformas para hacer de Colombia un país con crecimiento, sin extrema pobreza y con más clase media».
Antioqueño como Álvaro Uribe, ofrece un perfil más liberal y pragmático, y es la apuesta del influyente ex presidente colombiano para retomar la presidencia. «El liderazgo de Uribe será un orientador del futuro de nuestro partido», asegura sobre el ahora senador. Se ve a sí mismo como un político «con capacidad para la concertación» y se remite al reconocimiento de sus colegas en el Congreso, donde fue elegido por dos años como mejor senador.
Duque trabajó en Washington en el Banco Interamericano de Desarrollo y en la ONU. Tiene un perfil de tecnócrata alejado de la élite política colombiana. Ha sido profesor universitario e incluso pasó por el Ministerio de Hacienda fichado por Santos cuando el hoy presidente era ministro del ramo. «Santos ha cambiado mucho en estos 17 años», dice del mandatario, a quien critica «por haberse olvidado de los problemas del país» y «por un Gobierno mediocre en lo económico».
Afirma que respeta «mucho» a Albert Rivera. «Ha hecho una carrera importante y ha ejercido un liderazgo con sensatez y claridad. Me motiva ver líderes como él. También veo que en el PP tienen líderes con una gran proyección como Pablo Casado. En Francia hemos visto esta generación joven de líderes haciendo grandes transformaciones».
Uno de sus compromisos es luchar contra la corrupción quitando a los corruptos su patrimonio e impidiendo que las empresas manchadas puedan ser contratadas por el Estado. «Odebrecht es una empresa que se dedicó a proceder con fraudes criminales y corrupción en América Latina, ha hecho mucho daño, pero no es la única empresa corrupta que hay en la región», asegura.
Sobre Venezuela, opina que el Gobierno colombiano «no puede tener una posición débil» y promete «elevar la presión internacional para que esa dictadura llegue a su fin lo antes posible». «Tenemos que seguir siendo generosos con todo el pueblo de Venezuela, pero seguiremos denunciando los atropellos de esa dictadura».