La editorial 'El perro malo', dirigida por Francisco Carvajal, caba de reeditar la famosa novela de Vicente Blasco Ibáñez, 'La catedral', publicada por primera vez en 1903. La obra narra las desventuras de un seminarista llamado Gabriel Luna que, tras el fin de la tercera guerra carlista se instala en Francia, donde se inocula de pensamiento revolucionario. Retorna a su ciudad natal, Toledo, cuya catedral da nombre a la novela, y allí comienza a difundir sus ideas de igualdad entre la población local, que sin embargo lo acaba malinterpretando.
Cuidadosamente editada, como otros título anteriores de 'El perro malo' ('Don amor volvió a Toledo: 'Sombras de Bécquer en Toledo y 'Ángel Guerra'), la reedición de 'La catedral' es todo un homenaje a su autor, fallecido en 1928, y a la ciudad de Toledo. Vicente Blasco Ibáñez, siempre incómodo para los poderosos, realiza en este libro una de las primeras y mejores novelas anticlericales, y confronta al protagonista, Gabriel Luna, con el complejo mundo catedralicio y el propio edificio, que se erige como un protagonista más del relato.
'La catedral' es una novela política e ideológica donde su autor, desde una perspectiva republicana y muy próxima al anarcocomunismo y el anticlericalismo, disecciona la sociedad toledana de principios del siglo XX, a través de la vida de las gentes que habitan en las Claverías, oficina que entiende en la recaudación y distribución de las rentas del Cabildo.
Esta edición de 'El perro malo', a cargo del profesor Juan Carlos Pantoja Rivero, es la primera que cuenta con un estudio preliminar que inserta la obra en su tiempo y en el contexto de la producción de su autor. El libro se completa con los textos de las crónicas de los viajes de Blasco Ibáñez a Toledo en el año 1897 e incopora por primera vez algunos de los dibujos que el autor encargó al dibujante valenciano José Segrelles.
«Esta obra, junto a otras firmadas por Galdós y Urabayen, es imprescindible para conocer el universo eclesial de los últimos años del siglo XIX y primeros del XX en la ciudad de Toledo, cuyo peso era tan determinante en el devenir diario de la capital», como escribió el periodista Enrique Sánchez Lubián en ABC-Toledo.
Entre las crónicas de los viajes de Blasco Ibáñez a Toledo en el año 1897, el lector podrá encontrar La ciudad regia, La catedral, La catedral por dentro, el cardenal Albornoz y don Álvaro de Luna, Santa María la Blanca y san Vicente Ferrer, Corpus toledano, el Mesón del Sevillano, El alcázar y Las obreras de la muerte.
