Empieza El Chapo a salpicar
No pasaron más que horas después de que se publicara esta columna el día de ayer cuando se soltaron las primeras bombas mediáticas en torno al juicio que se lleva en contra de Joaquín El Chapo Guzmán en los Estados Unidos.
Y mientras que esta semana la PGR anunciaba una averiguación en contra de jueces y magistrados por sus presuntos vínculos con el crimen organizado ayer el abogado de El Chapo, Jeffry Lichtman, arremetió contra el Poder Ejecutivo y de qué manera, acusando a los gobiernos de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto, de haber recibido sobornos del cartel de Sinaloa.
Hay que hacer algunas acotaciones respecto a estas declaraciones, pues en primer lugar proceden de un litigante experto en defender a personajes relacionados con la mafia. De hecho logró la liberación de uno de ellos.
En segundo lugar, es obvio que no hubo sobornos directos a alguno de los presidentes aludidos, habrá que recordar que las fugas del Chapo se llevaron a cabo durante el sexenio de Fox al que no se menciona, aún, y durante el sexenio de Enrique Peña, en el que se le capturó dos veces. ¿Que si hubo sobornos a autoridades? Es evidente, es imposible que un hombre se mantenga tanto tiempo al margen de la ley sin un cerco de protección oficial.
Pero los sobornos que incluían el no privar de la vida a autoridades, eran más bien a niveles operativos, probar que altos mandos estén enterados que existían sobornos será una tarea que deberá ir más allá de la simple aseveración de un abogado que defiende a un hombre que tuvo el control del cartel más importante en el mundo por el monto de operaciones derivadas de sus actividades.
La novela del juicio del Chapo seguirá dando de qué hablar y la red de complicidades no se limita a nuestro país, de otro modo cómo explicar las cantidades monumentales de droga que ingresaron a los Estados Unidos de las que se detectaron sólo una parte del total ¿A poco no hubo complicidad de las autoridades norteamericanas?
Otra de las estrategias de defensa del abogado es atribuir toda la operación del cartel y la responsabilidad del daño causado a un personaje más bien mítico como es Ismael El Mayo Zambada, quien salió públicamente a la luz tras aquella entrevista con el fundador de Proceso, Julio Scherer.
Lo que es un hecho es que esta novela apenas empieza y habrá que saber distinguir entre las acusaciones anodinas y las que merezcan una verdadera investigación, el detalle es que depende de la magnitud de los implicados será la intención de investigar, independientemente de que llegue un gobierno ajeno a los partidos involucrados en la primera acusación vertida ayer.
miguel.puertolas@milenio.com