Pogacar deja sin respuesta a Van der Poel y se impone en el Tour de Flandes
Pogacar camina decididamente hacia la leyenda. Se le escapó San Remo, pero ganó en Flandes y ya son ocho los Monumentos que colecciona: cuatro Lombardías, dos Liejas y ahora, dos Flandes. Un triunfo contra natura, porque su cuerpo ligero no es el más apropiado para los adoquines flamencos. Sin embargo, es capaz de igualar en potencia a corredores más hechos a la piedra como Mathieu van der Poel. Ellos dos están construyendo una rivalidad histórica. Dos estilos, dos maneras de correr, pero la misma manera de ganar.
Van der Poel se impuso en el esprint de San Remo y en Flandes parecían los dos condenados a jugarse la carrera. El neerlandés había superado una caída cuando quedaban casi 130 kilómetros hasta meta. Cayó en una zona de hierba y tenía a varios compañeros a su lado. Fue Eddy Planckaert el que se encargó de llevarlo hasta el grupo. Llegaron a marcharse un solitario, haciendo evidente con una imagen lo que todos pensaban, que sólo uno de los dos podía ganar. Pero les parecía demasiado andar a palos 50 kilómetros o colaborar con el enemigo más íntimo, se relajaron y permitieron que se les unieran en los tramos más cómodos Pedersen, el que más tiempo pudo estar a la altura de los grandes, Van Aert, Jorgenson y Benoot. Una manera de hacer el camino más agradable.
Pero Pogacar no se acostumbra a viajar en grupo. Le gusta más caminar en solitario, devorar kilómetros como si solo corriera contra el reloj y contra sí mismo. Y atacó en el Kwaremont, en el último paso, a falta de 12 kilómetros. Y nadie pudo seguirlo. Lo intentó Van der Poel, pero dimitió en esas cuestas adoquinadas y Pogacar recorrió en solitario los 12 kilómetros que quedaban hasta la meta. saboreando su segundo triunfo en el Tour de Flandes.