Así funciona el sistema electoral francés a dos vueltas

En las legislativas, pasan a la segunda ronda los candidatos que hayan obtenido al menos el 12,5% de los votos en la primera

En la mayoría de los países, los votantes acuden a las urnas solo una vez; en Francia, sin embargo, hay dos días de votación. Así funciona el inusual sistema de votación de dos vueltas del país.

La mayoría de las elecciones francesas se celebran mediante un sistema de dos vueltas.

Las elecciones locales, regionales, parlamentarias y presidenciales tienen todas dos rondas; la excepción son las elecciones europeas, porque deben ajustarse a los patrones de votación del resto de Europa. Las elecciones al Senado francés son harina de otro costal, ya que lo senadores son elegidos de forma indirecta por autoridades locales.

Por lo tanto, en las elecciones internas francesas -incluidas las actuales elecciones parlamentarias anticipadas- una variedad de candidatos compiten en la gira principal (primera ronda) y los votantes pueden elegir a su favorito.

Los candidatos con mayor puntuación de la primera vuelta pasan a la segunda vuelta y los votantes vuelven a las urnas para elegir a su favorito, o al menos al que menos les desagrada.

Los votos de la primera ronda no se transfieren, por lo que la segunda vuelta es una pizarra en blanco. En cada ronda, los votantes solo pueden elegir un candidato. La mayoría de las personas votan en ambas, pero es posible votar solo en la primera o solo en la segunda.

Sin embargo, puede suceder que no se lleve a cabo una segunda vuelta. Si un candidato gana más del 50% de los votos, entonces es el ganador absoluto (aunque en las elecciones parlamentarias también debe haber obtenido el 25% del total de votantes en el censo electoral, una medida destinada a proteger contra resultados sorprendentes en elecciones con muy baja participación).

Esto es relativamente común en las elecciones municipales o regionales. En las elecciones parlamentarias, esto ocurre en unos pocos distritos electorales, pero es poco común. Nunca ha sucedido en una elección presidencial.

Exactamente quién pasa a la segunda vuelta varía ligeramente dependiendo del tipo de elección. En las elecciones presidenciales es sencillo: pasan los dos que obtienen mejores puntuaciones.

En las elecciones legislativas y municipales pasan los dos que obtengan más puntos, más cualquiera que haya alcanzado al menos el 12,5% de los votos. Las segundas vueltas suelen ser carreras de dos caballos, pero en las elecciones legislativas puede haber segundas vueltas con tres o incluso cuatro candidatos. En la segunda vuelta es un caso simple en el que gana el candidato que obtenga la mayor cantidad de votos.

En las elecciones presidenciales hay dos semanas entre rondas, en otras elecciones suele ser una semana. El día de las elecciones para todo tipo de elecciones en Francia es siempre el domingo; la teoría es que la mayoría de las personas no están obligadas a trabajar y, por lo tanto, tienen tiempo para emitir su voto.

Por lo general, los partidos derrotados en la primera vuelta pedirán a sus seguidores que respalden a un determinado candidato de la segunda vuelta; si un candidato de extrema derecha ha pasado a la segunda vuelta, es posible que se escuchen llamados a hacer un bombardeo o activar el Frente Republicano. Esto se refiere a partidos de todo el espectro político que acuerdan dejar de lado sus diferencias y votarse unos a otros para bloquear a la extrema derecha.

El sistema de dos vueltas es inusual: sólo un puñado de países lo utilizan y muchos de los que lo hacen son antiguas colonias francesas que heredaron el sistema de Francia.

En un referéndum celebrado en 1962, Francia votó a favor de implementar un sistema de mayoría de dos vueltas para las elecciones presidenciales; el modelo se aplicó por primera vez en 1965, cuando Charles de Gaulle fue reelegido.

Antes de eso, el presidente francés generalmente era elegido por el Parlamento y otros funcionarios electos; la excepción a esto fue durante la Segunda República, cuando Napoleón III fue elegido directamente por el electorado (miembros masculinos del público en ese momento) durante las elecciones presidenciales de 1848. con el 74,2% de los votos.

El principal argumento a favor es que permite que el mayor número de personas seleccionen un candidato con el que estén satisfechos; incluso si su candidato preferido fue eliminado en la primera ronda, aún puede expresar una preferencia por los candidatos de la segunda ronda.

En los sistemas de elección por mayoría simple, como los que se utilizan en Reino Unido y Estados Unidos, un partido puede ganar una elección sin obtener una mayoría absoluta de votos. Algunos consideran que los sistemas de dos vueltas son más democráticos porque el ganador, en última instancia, tiene que lograr el apoyo de más de la mitad de los votantes.

Se ha afirmado que la votación en dos vueltas proporciona una mayor estabilidad política, aunque los acontecimientos actuales están cuestionando esa teoría.

A menudo se dice que la gente vota con el corazón en la primera vuelta, pero con la cabeza en la segunda, escogiendo la opción práctica entre los candidatos de la segunda.