Brutal asesinato yihadista en directo de tres agentes nigerianos
La brutalidad, la inhumanidad, de Daesh no tiene límites y ayer mismo publicó en sus redes oficiales un vídeo en el que se observa el asesinato en directo de un policía y dos militares nigerianos que habían capturado.
Antes de causarles la muerte, les obligan a confesar su profesión al tiempo que muestran sus carnets profesionales que les acreditan como miembros de las Fuerzas de Seguridad y de las Fuerzas Armadas.
A continuación, les colocan de rodillas y, sin ningún miramiento, tres individuos embozados, armados de fusiles de asalto Kalashnikov, proceden a asesinarlos mediante fuego ametrallador y, después, los rematan de un tiro en la cabeza.
La llegada de los nuevos jefes del Estado Islámico, tras la muerte de Bagdadi y de su portavoz, no ha disminuido el carácter sanguinario y despiadado de la organización yihadista.
Todo lo contrario. Las últimas grabaciones publicadas, en especial una titulada “castigo de los culpables”, muestran a terroristas que acuden a buscar a las víctimas a sus domicilios y allí mismo proceden a degollarlas o a darles un tiro en la cabeza. Todo ello, es grabado minuciosamente al tiempo que se dan detalles del nombre y otros datos de las personas a las que quitan la vida.
La llegada a la cúpula de la banda de Ibrahim Hashimi, tristemente famoso por haber dirigido el genocidio de los yaizidies, con el asesinato de miles de personas, incluidos mujeres y niños (algunas de las mujeres eran “salvadas” para ser obligadas a prostituirse con los combatientes yihadistas), ha supuesto una “vuelta de rosca”, por aquello del que llega tiene que ser mejor (en este caso, peor) que su predecesor.
Además, la forma en la que fue nombrado, con absoluta clandestinidad (para evitar nuevos ataques como el que acabó con la vida de Bagdadi y Al Mujahir, su portavoz, ha suscitado críticas en el seno de Daesh.
La tradición islámica marca que el nuevo califa, como hizo Bagdadi en 2014 a través de un discurso en la gran mezquita de Mosul, debe darse a conocer, los seguidores con su rostro, su voz, sus sermones y arengas, algo que no ha ocurrido ahora.
La solución ante este tipo de reproches es una huida hacia adelante, mediante el incremento de la violencia y con la mayor difusión mediática posible.
La rapidez con la que reivindicaron el atentado del Puente de Londres demuestra lo necesitados que están de esa publicidad, por lo que, según expertos consultados por este periódico, intentarán por todos los medios cometer nuevos atentados en occidente.