Pacheco, valor y poder sin espada en Madrid
![](https://www.larazon.es/binrepository/image_content_8085180_20180422234536.jpg)
Cada arrancada era un navajazo. Como una guadaña pasaba el castaño segundo de Julio García, hierro que tomó ayer antigüedad en Las Ventas, con una novillada pareja, pero a la que faltó empuje y raza, salvo ese primero, encastado pero con mucho peligro, de Miguel Ángel Pacheco. El gaditano echó la moneda al aire y quiso en una faena emotiva, llena de mando y de muletazos de mano baja, en la que tragó paquete por ambos pitones.
La oreja era de ley y estaba en su mano, pero falló la tizona varias veces y todo quedó en saludos. Otra ovación escuchó tras el quinto, desfondado y más endeble, pese a su pelea de bravo en el peto, con el que exhibió gusto y buen trazo. Adrián Henche, que regresaba tras caer herido en este mismo albero –como Pacheco–, fue silenciado con un primero que se quedó sin aliento en la primera tanda y un cuarto, a la defensiva y sin empuje. Idéntico balance escuchó El Adoureño en una presentación en Madrid en la que dejó una faena hierática –pero sin eco– y con tres buenos naturales, limpios y profundos, al noble tercero. De puntillas con un sexto desclasado.
En Las Ventas, novillos de Julio García, que tomó antigüedad, bien presentados y parejos de hechuras. 1º y 5º, desfondados; el 2º, encastado, muy orientado desde el primer tercio y con peligro; el 3º, noble; 4º y 6º, desrazados y sin clase.
Adrián Henche, silencio en ambos; Miguel Ángel Pacheco, saludos tras aviso y saludos; y El Adoureño, silencio tras aviso y silencio. Un cuarto de entrada.