La esgrima mundial pone en jaque al deporte olímpico
La fortuna de Alisher Usmanov es una de las más grandes de Rusia y está entre las cien más importantes de todo el mundo. El oligarca, uno de los rostros de Putin en el mundo, era también el presidente de la Federación Internacional de Esgrima (FIE) hasta que estalló la guerra en Ucrania, organismo que había controlado con mano firme durante los últimos trece años. Control que sigue ostentando a pesar de haber dado un paso atrás hace meses. Por eso, a nadie dentro del mundo de la esgrima le sorprendió que el pasado viernes, durante el Congreso extraordinario celebrado en Suiza, se aprobara el regreso de los tiradores rusos y bielorrusos a la competición. Es el primer deporte que adopta una decisión así y abre la puerta a que otras federaciones hagan lo mismo en las próximas semanas. La votación, no exenta de polémica, tuvo 46 votos en contra y 96 a favor , la mayoría –según ha podido saber ABC– de países cercanos a la órbita rusa. Con este movimiento, se da luz verde a la participación de los tiradores rusos y bielorrusos en el proceso de clasificación de París 2024 , que comienza a principios del mes de abril, y se rompe el consenso existente hasta el momento con el veto a estos dos países tras el estallido de la guerra hace más de un año. Noticia Relacionada estandar No Una treintena de países amenazan con boicotear los próximos Juegos Olímpicos si el COI permite participar a Rusia D. S. C La posibilidad de ver a atletas rusos y bielorrusos en París 2024 ha provocado un comunicado conjunto de países como Alemania o Estados Unidos «El mensaje que se quería dejar en el congreso era bastante claro. Había que eliminar la parte política del deporte y no mezclar ambas, pero yo creo que, sinceramente, están mezcladas. Queramos o no queramos, lo están. Aunque está apartado, la influencia que tiene el que fuera nuestro presidente (Usmanov) es muy grande en muchos países y son los que han apoyado esta decisión que ha tenido muchos votos en contra. Habrá que ver ahora qué consecuencias tiene esto en las próximas semanas», señala a ABC José Luis Abajo 'Pirri', presidente de la Federación Española de Esgrima , que pone el foco en el Comité Olímpico Internacional (COI). El olimpismo mundial enarboló la bandera del veto cuando estalló la guerra. Decidieron entonces que, al igual que florecían las sanciones económicas a Rusia y Bielorrusia –que facilitó la invasión de Ucrania–, debía prohibirse la participación de atletas de esos países en los eventos deportivos. Un mandato firme que empezó a resquebrajarse hace unas semanas, cuando Naciones Unidas pidió al COI que reconsiderara su decisión para no discriminar a ningún atleta por el simple hecho de su nacionalidad. «Hace un año decidieron que estos atletas no podían participar en ninguna competición por unas razones que no han cambiado absolutamente nada. Es más, el conflicto ha empeorado . Con lo cual, si hace doce meses decidieron eso no entendemos por qué dejan ahora el asunto en manos de las federaciones ni por qué siguen sin pronunciarse sobre el tema de los Juegos», señala Pirri, contrariado por lo acontecido estos días. Las claves del problema Invasión de Ucrania La guerra provocada por Rusia y facilitada por Bielorrusia hizo que el movimiento olímpico se uniera y prohibiera la participación de atletas de esos dos países en cualquier competición deportiva Vía de apertura Instado por Naciones Unidas (pide no discriminar por razones de nacionalidad), el COI abrió hace unas semanas un proceso para explorar el posible regreso de los deportistas rusos y bielorrusos a las diferentes pruebas del calendario Oposición al regreso Hasta 34 naciones, lideradas por Francia y los países nórdicos, pidieron al COI desechar la idea de reintegrar a estos atletas, amenazando con un posible boicot a las diferentes competiciones La decisión de la FIE La luz verde para que los esgrimistas bielorrusos y rusos puedan participar en la clasificación para París 2024 pone el foco en lo que harán el resto de federaciones a un año y medio de la cita olímpica El congreso de la FIE se siguió con interés en la sede del Comité Olímpico Internacional, que mantiene su ambigüedad mientras los deportistas y los países viven con incertidumbre la situación actual. «Hemos tomado nota de la decisión de la Federación Internacional de Esgrima. Las consultas con todas las partes implicadas del movimiento olímpico –atletas, comités nacionales y federaciones– siguen en marcha. En este contexto, es importante señalar que la participación en los Juegos de París 2024 no es parte de las discusiones , que están centradas ahora mismo en las competiciones que tenemos por delante, en las que las federaciones internacionales son la única autoridad», apuntó a ABC un portavoz del Comité Olímpico Internacional. Boicot en el horizonte Los congresos extraordinarios como el de la esgrima mundial amenazan con reproducirse en las próximas semanas en muchos otros deportes con gran influencia rusa como la gimnasia, la natación o el tiro olímpico. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski , pedía el mes pasado el veto en los Juegos para los dos países implicados en la invasión. Petición que apoyaron un total de 34 países con el envío de una carta al COI el pasado 21 de febrero. «Si bien reconocemos la autonomía de los organismos deportivos, dada la invasión de Ucrania y su devastación en curso, acordamos que la propuesta del COI de explorar un camino de regreso a la competencia para atletas rusos y bielorrusos plantea muchas dudas. Sobre todo, en si es factible que puedan competir como 'neutrales' cuando están financiados y apoyados directamente por sus estados . Además, estamos preocupados por los fuertes vínculos y afiliaciones que existen entre los deportistas rusos y el ejército –muchos forman parte de la estructura militar– y mientras no se aborden estos problemas fundamentales sobre un modelo de neutralidad no estamos de acuerdo en su vuelta», señalaban en la misiva, liderada por Francia, anfitrión de París 2024, o Reino Unido, uno de los países más fuertes en el panorama olímpico. Un tira y afloja en el que la política le va ganando terreno al deporte y que sitúa en el horizonte un posible boicot a las competiciones en las que haya atletas de estos países, incluidos los Juegos.