Lombard Odier, dos siglos de gestión de patrimonios a medida
En un panorama financiero marcado por la volatilidad y la competencia feroz, el banco privado suizo Lombard Odier, con más de dos siglos de historia ininterrumpida, se sitúa como una «boutique» de gestión de patrimonio que apuesta por la independencia y la visión a largo plazo. Fundada en 1796 (el próximo año celebrará su 230 aniversario), actualmente suma alrededor de 406.000 millones de dólares en activos de clientes entre gestión y custodia. Frédéric Rochat, dueño gerente y director general, y Stephen Kamp, socio responsable del Sur de Europa y América Latina, destacan que si la entidad es una de las más antiguas de Europa, es por su forma prudente de dirigir y gestionar el negocio. «Nuestra filosofía se fundamenta en la humildad y la concentración, es decir, en hacer pocas cosas, pero hacerlas bien. Somos lo suficientemente grandes como para invertir constantemente en el futuro de nuestras actividades, pero, a la vez, lo bastante pequeños como para conocer a todos y cada uno de nuestros clientes de forma individual y muy personal», expone Rochat.
La historia de la entidad siempre ha estado íntimamente ligada al centro de Ginebra. Sin embargo, el crecimiento experimentado por el banco obligó a la firma a operar desde seis edificios diferentes. Por primera vez, este año el banco hizo las maletas y se mudó fuera del centro de la ciudad, a la orilla del Lago Lemán, reuniendo a 2.000 personas bajo un mismo techo: «One Roof». Este traslado, explica Rochat, es un paso importante que reafirma la apuesta del grupo en el futuro y en su capacidad de crecimiento, además de demostrar su confianza en Suiza como lugar para operar. La nueva sede de la institución financiera ha sido diseñada por los arquitectos Herzog & De Meuron, a quienes el director general de Lombard Odier, Frédéric Rochat, describe como «mitad artistas, mitad ingenieros». El diseño del edificio refleja la cultura y el ADN de la entidad. Así, la construcción se pensó cuidadosamente teniendo en cuenta a los clientes. El deseo de la firma es poder darles la bienvenida y el mejor asesoramiento en un entorno donde se sientan «naturalmente en casa en lugar de simplemente dentro de un banco». Como si se tratara de un oxímoron, que une dos conceptos aparentemente antagónicos, la nueva sede transmite discreción y transparencia, contemporaneidad y atemporalidad, así como gran dimensión e intimidad.
Independencia
Lombard Odier se caracteriza por ser una entidad de propiedad privada, independiente y organizada como una sociedad de gestión. La firma se sitúa así en el segmento de bancos «high-end». Al contrario de las grandes entidades bancarias universales que cotizan en Bolsa, que pueden tener una visión de más corto plazo debido a la presión de los analistas para obtener buenos resultados, la estructura de Lombard Odier le permite tener un horizonte temporal mucho más amplio. «Somos un jugador de nicho con un enfoque ‘‘boutique’’», subraya Stephen Kamp.
Y es que la entidad es propiedad de sus socios y está gestionada por ellos. De esta manera, los clientes más destacados son atendidos personalmente por alguno de los socios de la firma. «Este modelo de ‘‘dueño-gerente’’ es importante para las empresas familiares, ya que el cliente deposita su patrimonio en manos de alguien que también es dueño del negocio, lo que garantiza estabilidad y acceso directo, evitando un enfoque industrial», añade Kamp.
Así, frente a los bancos que compiten por el tamaño de su balance –ofreciendo hipotecas o crédito–; los que lo hacen por determinados segmentos de banca de inversión, como el M&A, o los que se centran en la venta de productos, Lombard Odier se orienta hacia el cliente, al que siempre escuchan con la máxima atención.
Por tanto, la independencia es el corazón del modelo de banca que practican, algo que les permite centrarse en ofrecer el mejor asesoramiento de inversión libre de conflictos de interés. «Los clientes buscan preservar el capital y asegurar la transmisión a la próxima generación, lo que requiere un socio de absoluta confianza con la misma perspectiva de largo plazo», apunta Rochat.
Madrid, epicentro
Como socio responsable del sur de Europa y Latinoamérica, Stephen Kamp describe cómo ha evolucionado esta región en los últimos diez años y la importancia que actualmente tiene para el banco. Economías como España, Grecia y Portugal, que hoy se consideran muy fuertes, hace una década generaban serias preocupaciones. Todas ellas son un ejemplo, a su juicio, de cómo las cosas pueden cambiar, ya que la riqueza local ha aumentado de forma significativa en la última década gracias a las medidas adoptadas por distintos gobiernos para atraer capital extranjero. Unas iniciativas que han provocado una entrada de capital desde otras áreas geográficas, de la que Madrid es un claro ejemplo, al haberse convertido en un destino elegido por ciudadanos latinoamericanos con altos patrimonios para fijar su residencia.
Pese a este auge reciente de la banca privada en España, Lombard Odier hace mucho que apostó por este país. Hace 20 años tomó la decisión de abrir oficina en Madrid, convirtiéndose en una de sus primeras sucursales en Europa. «España es un mercado absolutamente clave para nosotros. Actualmente, estamos creciendo muy rápido, incorporando nuevo talento constantemente», manifiesta Rochat.
Nuevas generaciones
Los clientes de Lombard Odier suelen ser emprendedores, profesionales de las finanzas e inversores que han alcanzado el éxito, generalmente rodeados por su familia. Por ello, la institución financiera se define como un «banco de emprendedores para emprendedores».
En el caso concreto de España, los clientes son principalmente grupos familiares y empresarios. No obstante, tal y como precisa Kamp, la entidad está prestando actualmente especial atención a segmentos emergentes. Así, la firma invierte en acompañar y educar a las generaciones más jóvenes, organizando eventos con frecuencia para crear comunidad y ayudar a las familias a formar a sus herederos.
Las mujeres también tienen un papel destacado de Lombard Odier, ya que, hoy por hoy, se está produciendo un traspaso masivo de riqueza hacia ellas, dado que la esperanza de vida es mayor que la de los hombres y suelen ser quienes heredan. A ello se suma el creciente protagonismo e incremento de empresarias de gran éxito.
Estrategia
En un entorno como el actual, Lombard Odier fundamenta su estrategia de inversión en la diversificación, ya sea por clases de activos o por áreas geográficas. En este sentido, la firma está sobreponderando la renta variable, ya que las economías continúan creciendo. En renta fija, favorecen la deuda corporativa frente a la soberana, puesto que los balances empresariales parecen más sólidos que los estatales. Asimismo, busca diversificación en capital privado, capital riesgo, bienes inmuebles e infraestructuras. Un elemento clave en su estrategia es el oro, que muchos clientes -en Suiza, Europa y mercados emergentes- utilizan como inversión a largo plazo para protegerse frente a un dólar débil o a una mayor volatilidad geopolítica.
Previsiones
En cuanto a las previsiones para 2026, Lombard Odier espera que el crecimiento de EE UU continúe, aunque de manera más moderada, debido al impacto de los aranceles y la incertidumbre política. Detectan, no obstante, un potencial al alza si la IA cumple su promesa de aumentar la productividad.
Una situación diferente a la de Europa, que se encuentra en una encrucijada y debe elegir entre integración o la fragmentación. «El continente está en el momento de la verdad. Necesita invertir más para lograr la independencia energética, recuperar la ventaja tecnológica y fortalecer la infraestructura y la defensa. Debe decidir si quiere avanzar en el proyecto de integración europea, fortaleciendo el bloque mediante la desregulación, haciendo el entorno fiscal más competitivo y, fundamentalmente, integrando los mercados de capitales, o, por el contrario, optar por la fragmentación», concluye Rochat.