Francisco Javier S.M. se hacía llamar el 'Santo'. Se presentaba como la reencarnación de San Francisco Javier . Junto a su mujer y su hija, se aprovechó de la situación de vulnerabilidad de una familia de Sevilla , con un niño y una niña menores de edad, para instalarse en su familia, manejar su dinero y decidir por los padres en aspectos como la educación de los hijos. El principal acusado, entre otros delitos, se enfrenta a 20 años de cárcel por abusar sexualmente de forma continuada de la hija del matrimonio. Así lo recoge la Fiscalía en su escrito de calificación contra Francisco Javier S.M., su mujer, Inmaculada R.C. y la hija de éstos Inmaculada S.R., así como contra Esther B.T. y Antonio D.L., el matrimonio que cayó en las redes de los tres primeros por un delito de abandono de familia , al no proteger a sus hijos. Esta historia, que se enjuicia desde este lunes en la Audiencia de Sevilla, se remonta al año 2015. Francisco y su mujer conocieron a Esther en su trabajo en unos grandes almacenes de la capital. Entonces, el matrimonio atravesaba por una situación de vulnerabilidad emocional debido a que ella presentaba un cuadro depresivo grave y él se encontraba emocionalmente desbordado y superado, tanto por el cuadro depresivo grave que sufría su esposa, y, porque además, la pareja estaba viviendo una severa crisis conyugal. Entonces, los procesados Francisco Javier, Inmaculada y su hija, «se aprovecharon de esta situación de vulnerabilidad emocional» para, con la excusa de ayudarles a superar sus problemas matrimoniales, ir poco a poco ganándose la confianza de este matrimonio , influyendo en ellos en un proceso de «persuasión coercitiva» es decir, una modalidad de influencia caracterizada por la aplicación de «estrategias abusivas de forma planificada y engañosa, de manera graduada, lo que dificulta que las personas que las reciben detecten la agresividad y el perjuicio que conllevan, consiguiendo así ir ejerciendo una influencia mayúscula sobre el núcleo familiar». Noticias Relacionadas estandar No Detienen al 'acosador del autobús', quien abusaba de pasajeras en la línea de Sevilla Este ABC estandar No SEVILLA La Archidiócesis de Sevilla investiga la denuncia a un monitor de catequesis por presuntos abusos de un menor en un campamento Jesús Díaz Tanto Esther como José Antonio desarrollaron unas ideas patológicas al respecto de la dimensión, capacidad de influencia y valía espiritual del Francisco Javier. Perdieron «cualquier tipo de capacidad crítica». Los tres principales acusados se entrometieron de tal manera en el desarrollo habitual de la vida del matrimonio y sus hijos que 2016 empezaron a presentar unos cambios de comportamiento tales como dejarse de relacionar con sus familiares, cogerles el teléfono o de visitarles. Un año después Francisco Javier, su mujer, su hija y otros familiares se instalaron en el domicilio del matrimonio presuntamente engañados en la barriada de La Oliva. Aparentemente era una mudanza temporal para poder así cuidar de Esther. Los nuevos inquilinos ocuparon los principales dormitorios de la vivienda. Los niños víctimas pasaron a dormir al suelo. De ser algo temporal pasó a ser algo permanente. Según la Fiscalía, anularon por completo la capacidad del matrimonio. No decidían sobre sus hijos, no controlaban su propio dinero o sus gastos domésticos. Las «purgas» religiosas A todo esto, según el Ministerio Público, se sumaba que Francisco Javier llevaba a cabo diversos tipos de ritos, con la celebración de unas sesiones, de tintes supuestamente religiosos, en las que resolvía administrar lo que llamaban «purgas» y que podían consistir, por ejemplo, en que los miembros de la familia manipulada se vieran compelidos a colocar las manos sobre la llama de una vela , llegando incluso a sufrir quemaduras. Todo lo toleraban los padres de los menores, incluso los malos tratos que los tres principales procesados ejercían sobre sus hijos: guantazos, golpes por cualquier motivo y castigos de todo tipo. También sometían a los menores a malos tratos de carácter psíquico y emocional como, por ejemplo, golpear al perro de la menor, o amenazar con matarlo, como castigo cuando ella no se sometía a sus deseos. Otra manera de maltrato psicológico era impedirle que pudiera acceder a la vivienda o adoctrinamientos de tintes pseudo religiosos . Al hijo mejor le castigaba amenazándolo con mandarlo a un sitio que denominaba la «orden», donde sería separado de sus padres. A los menores también se les prohibió tener amigos , siendo sometidos a interrogatorios sobre sus relaciones y amistades para tener un control absoluto sobre sus actividades. El 'Santo' y sus correos del «más allá» Francisco Javier, su mujer y su hija les hicieron ver a la familia manipulada que el primero era la reencarnación de San Francisco Javier , haciendo que se dirigieran a él como el 'Santo'. Dentro de la vivienda, se desarrollaban unas sesiones a las que tenían que asistir los dos menores, en las que, presuntamente, el 'Santo' entraba «en trance» y, a través de él, hablaba San Francisco Javier. Les hacían creer que el 'Santo' recibía correos del «más allá» , y que hablaba con personas fallecidas. También obligaba a los menores a rezar frente a la televisión mirando la pantalla, convenciéndoles de que se producían fenómenos sobrenaturales. Así lo recoge la Fiscalía en su escrito. Los principales investigados no pagaban los recibos del agua, que Emasesa le terminó cortando. Por ello, obligaban a los menores a ir a recoger el agua en garrafas de plástico de cinco litros . Si se negaban, eran amenazados y castigados. La situación de «absoluto sometimiento y abuso» sobre los menores llegó a tal punto que, incluso, cuando proferían alguna queja por el sobreesfuerzo físico que tenían que realizar a modo de humillación los procesados les vaciaban las botellas llenas de agua que habían traído, tirándoselas despectivamente para que fueran de nuevo a llenarlas. Los abusos Así hasta 2019. Sus padres, omitiendo las más básicas funciones parentales y la función de garantes de la seguridad y bienestar de sus hijos, «se habían desentendido por completo de cumplir los deberes legales de asistencia a los mismos inherentes a la patria potestad». Los menores se vieron sometidos «a una convivencia marcada por la violencia y el autoritarismo de personas ajenas a su familia». A todo esto se une los abusos que el 'Santo' sometió a la hija menor, a la que empezaron a apodar «la veneno» , cuando no hacían referencias a que ella tenía dentro «al maligno». La insultaban. Los abusos y tocamientos comenzaron en agosto de 2016 durante un viaje a Navarra a visitar los lugar relacionados con la vida de San Francisco Javier. La niña tenía entonces 14 años. El pretexto para quedarse a solas con ella era que tenía que «limpiarla». En 2018, los principales procesados impidieron a la chica seguir estudiando. Ella decidió, entonces, irse a trabajar. Lo hizo, a pesar de ser menor, a una vivienda de Marbella como asistenta. A la dueña le contó lo que estaba sucediendo en su casa. Le aconsejó que se lo trasladara a su familia. Y entonces llegó la denuncia. Hoy se ha celebrado la primera sesión del juicio. Ha sido a puerta cerrada por lo que no se ha permitido la entrada de los medios de comunicación. La Fiscalía, por delitos contra la integridad moral, maltrato habitual y abuso sexual, pide 20 años de cárcel para el 'Santo'. Por los dos primeros delitos, solicita cinco años de prisión para su mujer y su hija. Para los padres de los menores, por abandono de familia, pide once años de libertad vigilada, prohibición de acercarse a los acusados principales, participar en un programa de terapia para personas objeto de abuso psicológico y custodia familia de ambos procesados. El Ministerio Público aprecia en el caso de los padres la eximente completa.
