Beatriz Espejo: ?Sue?o con escribir una gran novela?

El curr?culum de Beatriz Espejo es impresionante: naci? en el puerto de Veracruz en 1939. Desde muy joven comenz? a escribir y publicar. Es maestra y doctora en Letras Hisp?nicas, fund? y dirigi? la revista El Rehilete (1961-1971) y su primera colecci?n de textos breves, La otra hermana (1958), fue el primer volumen de los Cuadernos de unicornio que editaba Juan Jos? Arreola. Tambi?n es autora, entre otros libros, de Muros de azogue (1979), El cantar del pecador (1993), Antolog?a personal (1996), De comer, coser y cantar (1997), Cuentos reunidos (2002) y ?D?nde est?s coraz?n? (2014).

Beatriz Espejo ha sido becaria del Centro Mexicano de Escritores y de El Colegio de M?xico y ha obtenido distinciones como el Premio Nacional de Periodismo (1984), Premio Nacional Colima de Narrativa (1993) y Premio Nacional del Cuento (1996).

Beatriz y yo nos reunimos una tarde de abril en el estudio de mi departamento, desde donde se ve el hermoso Castillo de Chapultepec, el Popocat?petl, el Iztacc?huatl y el impresionante entorno de la ciudad que aprisiona al legendario bosque de Chapultepec.

As?, entre recuerdos, se fue desgranando nuestra pl?tica. Hablamos de diferentes temas, de sus escritoras favoritas, entre las que descuellan Elena Garro, Katherine Anne Porter, Katherine Mansfield y Marguerite Yourcenar, as? como de los grandes mitos literarios y luego, nost?lgicamente, comenz? a recordar sus inicios.

?Hace ya muchos, muchos a?os que el se?or Carcho Peralta, due?o del Hotel Regis, en donde se encontraba El Capri, el cabaret m?s exclusivo de su ?poca, me pregunt? si quer?a ser la estrella de ese lugar. Le dije que s?, pero como era menor de edad, mis padres, con sutileza, dejaron de pagar mis clases de baile flamenco con ?scar Tarriba y me propusieron volver a mi primera inclinaci?n que era ser escritora. Esto te lo cuento porque ya en la Facultad de Filosof?a, estaba en la biblioteca leyendo alg?n texto. ?Te acuerdas que se encontraba en un pasillo?, y en eso un se?or muy hermoso, parecido a uno de los h?roes de nuestra Independencia, Ignacio Allende, sin patillas, me pregunt?: ??Eres bailarina??, le dije que s? pero que tambi?n escrib?a poemas, seguramente horrorosos; me dijo: ?Me gustar?a verlos?. As? fui a su oficina para le?rselos, con la falta de autocr?tica de mis diecisiete a?os. Ese se?or era nada menos que Don Pablo Gonz?lez Casanova quien hace poco cumpli? 100 a?os y ha sido una persona absolutamente ben?fica para la cultura de este pa?s. La vida me ha favorecido porque conoc? a Juan Jos? Arreola, que fue un maestro espl?ndido, a Rub?n Bonifaz Nu?o, quien se convirti? en mi mejor amigo durante a?os? y as?, he conocido a personas cultas y refinadas como t??.

?Pasando a otra cosa, ?te gustar?a escribir un cuento totalmente realista?

Los escritores partimos de la realidad; pero somos unos mentirosos que salpimentamos la realidad porque ning?n cuento se apega totalmente a lo vivido; sin embargo, tengo uno que si est? dentro de ese rubro, se titula ?El monograma de oro?. En ?l narro mi adolescencia, hablo de mis compa?eras de clase, de mis afanes estudiantiles de preparatoria y del primer novio que tuve, se llamaba Cabal?n Macari y me fue a pedir matrimonio a los 16 a?os ??l ten?a 17. Mi pap? no accedi?, dijo que eso no era una boda, sino un infanticidio.

?Lo que est?s afirmando es en cierta forma lo que dec?a Ernest Hemingway en el sentido que ?l solo pod?a escribir de lo que hab?a vivido.

Creo que debes escribir de lo que conoces muy bien o investigas a fondo, como en el caso de mi cuento ?El poeta y el bandido?, el de ?Marilyn Monroe? u otro titulado ?Poema de amor y odio? sobre Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares, que de paso alude a tu siempre admirada Elena Garro.

?En el de ?Marilyn Monroe?, me qued? con varias preguntas que hacerte. ?Realmente la entrevistaste?

No, le? algunas biograf?as suyas y la imagin? sin sus galas y en la intimidad. Conoc? a su marido, el pesado de Arthur Miller, y en una ocasi?n le serv? de interprete porque yo en ese tiempo hablaba muy bien el ingl?s, entonces Miller me utiliz?. Era un hombre muy pedante, ni siquiera me dio las gracias; en cambio me puso como condici?n que la prensa no le preguntara nada sobre Marilyn Monroe. (lo cual resultaba comprensible), y se limitara a sondear la concepci?n de sus obras dram?ticas, que por cierto son muy buenas.

?Volvamos al caso de Marilyn: al terminarlo me pregunt?, ?por qu? escogiste solo el lado negativo del personaje?

Porque resultaba muy impresionante su vida cotidiana y ello qued? registrado en varios textos que intentan entenderla. Tardaba hasta ocho horas en transformarse en su personaje, se cuenta que le cerraban el traje ya puesto y un maquillista experto se encargaba de dise?arla. Esto, claro, sin olvidar que era absolutamente cautivadora, graciosa y talentos?sima; pero tambi?n una mujer completamente dif?cil y enferma.

?Beatriz, pienso que Marilyn es un s?mbolo sexual y una comediante deliciosa; su recuerdo sigue vivo y se convirti? en mito.

Recuerda que a pesar de haber crecido sin conocer a su padre y que su madre estaba internada en un hospital psiqui?trico, supo superarse y aun siendo una reconocida actriz asist?a a la escuela por las noches y ya de estrella nunca dej? de asistir al Actor?s Studio de Lee Strasberg en Nueva York.

?Como algunos mitos muri? joven, a los 36 a?os, algo similar ocurri? en nuestro pa?s con Pedro Infante (39) quien es el mito m?s grande del cine mexicano.

S?, estoy de acuerdo en que los mitos mueren j?venes casi siempre, como el mismo L?pez Velarde que muri? a los 33 a?os, y todo el mundo lo lamenta porque estaba en la cumbre de su talento; pero te voy a contar una inquietud que me plante? el otro d?a: tuve que presentarlo en una conferencia sobre mi primera tesis profesional. Enfoca su vida y su obra y se titula Entre v?rgenes y hetairas porque acu?rdate que L?pez Velarde adoraba a las v?rgenes, pero buscaba mucho a las prostitutas y adem?s, seg?n uno de sus poemas, estaba contagiado de alg?n mal ven?reo.

??De s?filis?

Puede ser. En cualquier caso, algo muy grave. Porque a los 33 a?os dice: ?Se?or Dios m?o, no vayas a desfigurar mi pobre cuerpo pasajero m?s que la espuma de la mar?. A los 33 a?os, ?t? pensabas en la muerte, Carlos, en esa forma? Claro que no, ni yo tampoco. Entonces algo le pasaba y he llegado a la conclusi?n leyendo de nuevo toda su notable poes?a, que realmente L?pez Velarde muri? en el momento preciso porque ya lo dem?s hubiera sido quiz?s repetici?n de su misma tem?tica.

?Qui?n sabe, porque mira, Beatriz, ?qu? habr?a pasado si Picasso hubiera muerto joven? O cualquiera de los genios que duraron muchos a?os.

Tal vez tengas raz?n. Ser?a una gran interrogante que podr?a contradecirse porque L?pez Velarde, un poco antes de morir, escribi? ?La suave patria?, celebrando el aniversario de nuestra Independencia y probablemente influido por Leopoldo Lugones que hizo ?Odas seculares? con el mismo prop?sito en Argentina.

?Cambiando de tercio, ?como en los toros?, Beatriz, como escritora, ?qu? te han ense?ado los a?os?

A no aspirar a la obra maestra, sin embargo, en el fondo de mi coraz?n siempre sue?o en escribir una gran novela, o un gran texto, aunque me conformo con regar unas cuantas flores y a pesar de mis anhelos sigo escribiendo.

?El amor, el desamor, el enga?o, el desenga?o como tales intervienen en tus cuentos siempre: ?dime si me equivoco? ?Y, por otra parte, qu? piensas del movimiento feminista?

Bueno, te contesto dos cosas. No soy una feminista violenta; pero si te pones a ver mi trayectoria, he hecho mucho m?s por las mujeres que las que destruyen monumentos hist?ricos en diferentes partes de la Rep?blica. A los veinte a?os lanc? con otras escritoras una revista, El Rehilete, con un directorio femenino y a base de antolog?as (que por cierto tuvieron mucho ?xito) publiqu? numerosos textos escritos por mujeres. Yo no creo en la destrucci?n sino en la construcci?n; pero s? creo en protestar contra las violaciones, los feminicidios, el machismo y todos esos horrores. En eso s? estoy completamente de acuerdo.

?Si, comulgo contigo b?sicamente, pero, ?c?mo puedes romper el binomio entre la mujer y el hombre porque sin uno ni otro no existir?a la familia?

Exactamente.

?Es un binomio indisoluble.

As? es, as? lo suscribo. Por otro lado, he tenido grandes amores, siempre tuve grandes pasiones, primero mi padre al que ador?, mi hermano con el que me llevo admirablemente bien, mi hijo a quien amo entra?ablemente. Mis amigos cercanos. Adem?s, en otro aspecto de mi vida tuve dos grandes amores, mis dos maridos. El primero ejemplific? una pasi?n tormentosa y, curiosamente espl?ndida; el segundo me proporcion? la felicidad cotidiana, apoy? mi quehacer literario y me llev? a admirar el suyo.

??Qui?n fue el primero?

Se llamaba Marcos Wanless. No lo conociste porque dur? muy poco. Fue m?s largo el noviazgo que el matrimonio; sin embargo, la relaci?n fue una pasi?n verdaderamente brutal que de alguna manera todos deber?amos vivir.

?Qu? maravilla haberla vivido.

S?, una maravilla. Por eso nunca le he guardado rencor. Al contrario, agradezco haberlo conocido. Tal vez ?l no pensaba lo mismo.

??Todav?a vive?

No, muri? hace tres a?os.

?Dices que fue muy breve esa pasi?n.

Dur? menos de un a?o; la termin? un d?a cuando me di cuenta que no ?bamos a ning?n lado, los dos ?ramos muy vanidosos, j?venes y tontos.

?Y muy cachondos, adem?s dicen que cuando la pasi?n termina lo ?nico que queda son las cenizas las cuales ?nicamente sirven para que te las pongan una crucecita en la frente ?l mi?rcoles de ceniza.

Y el otro fue el amor de mi vida.

??Qui?n?

Emmanuel Carballo.

??Cu?ntos a?os duraste casada con ?l?

Casi cuarenta.

??Fuiste una mujer infiel o no?

Fui una mujer fiel. No s? si ?l lo fue. La verdad es que hac?amos muchos viajes solos a dar conferencias o cursos en el extranjero.

?Por eso duraron tanto.

Pero f?jate, Carlos, que nos respetamos uno al otro, lo cual no implica que no hayamos cometido errores.

?Es decir, se daban su aire?

Nos d?bamos nuestro aire, pero adem?s nos divert?amos mucho juntos, viaj?bamos constantemente. En la India nos casamos por segunda vez, creo que fue una de las ?pocas m?s felices de nuestra vida matrimonial, tuvimos un hijo en com?n, ya te lo he dicho, Francisco. ?l tuvo tres en su primer matrimonio y en lo ?nico que me fall? fue en que no quiso tener un segundo conmigo por m?s que insist?. Despu?s me ocup? de mi tesis de doctorado titulada Julio Torri, voyerista desencantado. Ese libro motiv? cuarenta y seis notas en peri?dicos y revistas, menci?n honor?fica y lo reedit? la UNAM varias veces. Es un libro muy divertido. Me recib? de doctora muy joven y me dieron siete mils pesos por eso durante siete a?os, hasta que surgi? otra doctora con las mismas caracter?sticas. Este sobresueldo lo recib? sin descontarlo de mi salario. Antes de que terminemos nuestra pl?tica, Carlos, te quiero confesar una cosa que nunca le he contado a nadie: ahora que ya me encuentro al final del sendero de m? ya larga, larga vida, tengo miedo de morir sola.

?Y yo tambi?n, le respond?.

AQ