Como en «Crónica de una muerte anunciada», el divorcio de Kim Kardashian y Kanye West viene precedido por una serie de tragedias y traumas que han abocado su relación hacia la ruptura. Ayer mismo, tras varios avisos en las redes sociales, la revista «People», portavoz semioficial de las celebridades, anunció que Kim y Kanye llevan tiempo discutiendo su separación. Incluso antes de que Kanye presentara su candidatura presidencial a las elecciones de noviembre en Twitter, donde el rapero se evade de forma ruidosa publicando sus calamidades.
Kim sigue tras el visillo, pidiendo empatía desde sus redes, admitiendo que el errático comportamiento de su marido responde a su bipolaridad. Kanye acusa de atropello a su mujer, de querer institucionalizar sus problemas mentales y Kardashian pide compasión ante un momento «complicado y doloroso en sus vidas».
Un matrimonio acabado
Kim, de 39 años, pasa la pandemia en Los Ángeles junto a sus cuatro hijos, mientras su marido Kanye, de 43, permanecía en su rancho de Wisconsin junto a varios de los amigos que siempre le acompañan. West fue el primero en revelar en Twitter que lleva considerando divorciarse de Kardashian desde noviembre de 2018. Llegó incluso a revelar que restringe la presencia de su suegra, Kris Jenner, a quien no deja que vea a sus hijos.
Ayer «People» confirmó un divorcio que se ha estado procesando durante semanas. Una fuente con conocimiento de la situación admite a la revista la ruptura de la pareja. «Están hablando para establecer los detalles de la separación porque el matrimonio está terminado». La misma fuente explica que el divorcio se retrasó por sus hijos. «Intentaron encontrar un acuerdo amigable, pero Kanye ha tomado su propio camino al anunciar su candidatura presidencial. Tienen tarea como padres y cónyuges que quieren avanzar de fase en su relación. Todo lo que está sucediendo en este momento con Kanye es horrible, pero secundario a sus problemas reales». Aparentemente, Kim no tiene acceso a Kanye, pese a sus múltiples intentos de hablar con él. «En este momento no ha tenido éxito, pero espera poder comunicarse pronto», dice la misma fuente.
La casa del matrimonio en Palm Springs, donde vive Kim con sus hijos
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ABC
El domingo, West realizó su primer mitin de campaña en Charleston, Carolina del Sur. Durante su discurso, hizo una serie de comentarios controvertidos. En un momento, se echó a llorar mientras revelaba que él y Kim consideraron el aborto cuando ella se quedó embarazada de North. A Kim no le hizo ninguna gracia que Kanye hablara de su hija en el mitin. «Está furiosa de que él haya compartido algo tan privado. Ama a sus hijos profundamente y le hiere que su padre no los proteja», dice su amiga en «People».
«Brillante, pero complicado»
Durante la noche del lunes y martes, West continuó haciendo declaraciones públicas en Twitter, incluidas las afirmaciones de que Kim y su madre habían intentado «encerrarlo». En realidad, Kim lleva desde hace semanas intentando ayudar a Kanye, pero el cantante no se deja. Parece sumido en un episodio maniaco.
Kardashian dijo ayer de su esposo que es «una persona brillante pero complicada», y señaló que vive marcado por la tragedia de la pérdida de su madre y su enfermedad. «Vivir con el desorden bipolar no disminuye ni invalida sus sueños y sus ideas creativas, sin importar cuán grandes o imposibles de conseguir puedan parecer. Eso es parte de su genialidad y, como todos hemos presenciado, muchos de sus sueños se han hecho realidad», escribió.
West pareció hacer referencia a la declaración de su esposa en un tuit que eliminó poco después: «Kris y Kim emitieron una declaración sin mi aprobación... Eso no es lo que una esposa debería hacer». Tristemente, el mundo es testigo de una ruptura anunciada.
