Las aspas del Moulin Rouge vuelven a brillar
La noche del 24 al 25 de abril las emblemáticas aspas del cabaret parisino Moulin Rouge ubicado en Pigalle cayeron a la vía pública. Tal vez las condiciones climáticas, unidas a un evidente deterioro, provocaron el colapso del histórico establecimiento, testigo de los años de máximo esplendor en París. La ciudad perdía un elemento fundamental de su fachada: las aspas que decoran su molino. El incidente ya se puede contar en pasado y el Moulin Rouge recuperó anoche su aspecto luminoso para celebrar sus nuevas alas con un cancán francés en la calle.
Casi una semana antes del paso de la llama olímpica, las aspas más legendarias del barrio de Pigalle volvieron a brillar ante varios centenares de turistas y vecinos encantados. Cada aspa, fabricada en acero y aluminio, pesa 110 kilos y conserva su estética original.
"El molino sin alas es un vacío para París, era simplemente triste ", declaró el director general Jean-Victor Clerico, al frente de la empresa familiar que atrae a 600.000 visitantes cada año. “La idea era estar preparados para los Juegos Olímpicos (que comienzan el 26 de julio). Hicimos todo lo posible para volver a colocar estas alas en su lugar”.
Las cuatro aspas rojas, adornadas con sus iluminaciones doradas y rojas devolviendo al paisaje nocturno al pie de la colina de Montmartre la visión anhelada por los turistas. En el centro del bulevar se representó un espectáculo de cancán francés, la sensual danza tradicional de las operetas de Offenbach de principios del siglo XIX. Una veintena de bailarines y bailarinas ataviados con enaguas y volantes tradicionales trasladaron la memoria de los parisinos a las obras artísticas de Henri Toulouse-Lautrec, considerado el gran pintor de la Belle Époque parisina. Los vestidos azules, blancos y rojos giraban mientras levantan las piernas ante los ojos muy abiertos de unos 500 espectadores y transeúntes.
Desde su nacimiento, el Moulin Rouge ha pasado de burdel encubierto a sala de espectáculo con cenas. Nadie pudo imaginar en sus primeros tiempos que esta sala de variedades situada en el barrio rojo de París alcanzaría décadas de éxito y la categoría de mito universal. En los tiempos de la Belle Époque, Tolouse Lautrec, el opio, la absenta y las noches de pasión y baile, escandalizó a buena parte de la sociedad parisina. Nadie sabría decir si el rumor superaba de verdad a la realidad.