La Comisión Europea propuso ayer un plan para independizar a Europa de los combustibles fósiles rusos antes de 2030, empezando por suprimir este año dos tercios de las importaciones. Pero no será hasta abril cuando el Ejecutivo comunitario presente una propuesta legislativa que exija legalmente que el almacenamiento subterráneo de gas en toda la Unión Europea esté lleno hasta al menos el 90% de su capacidad antes del 1 de octubre de cada año, incluyendo la inspección y el control de los niveles de llenado y la promoción de acuerdos de solidaridad entre los estados miembros.
En cuanto a la actual explosión de los precios de la electricidad, la Comisión no entró abiertamente en la separación entre el precio del gas y el de la electricidad, pero ofrece la posibilidad de limitar temporalmente los precios y modificaciones específicas de las directivas sobre ayudas estatales para conceder subsidios a las empresas asfixiadas por los altos costos de energía.
La propuesta está dirigida a los jefes de Estado y de Gobierno que se reúnen mañana en Versalles (Francia) en un Consejo Europeo en el que podrían dar su aprobación. Según el documento de conclusiones de este Consejo que se filtró ayer por la tarde, los gobiernos están bastante cerca de las posiciones de la Comisión e insisten en mantener al mismo tiempo los objetivos de neutralidad climática para 2050 y la desconexión de los suministros energéticos procedentes de Rusia.
Sin embargo, en el contexto de lo que está sucediendo en estos momentos, «a medida que la UE trabaja para lograr ese objetivo de neutralidad climática, la situación actual requiere una reevaluación exhaustiva de cómo garantizamos la seguridad de nuestro suministro de energía» y «en este sentido, acordamos eliminar gradualmente nuestra dependencia de importaciones rusas de gas, petróleo y carbón».
El borrador recoge también la mayor parte de las propuestas de la Comisión para lograr al mismo tiempo los dos objetivos de reducir tanto las emisiones como las importaciones de Rusia que esencialmente se resumen en la búsqueda de otros suministradores de gas, el desarrollo de renovables, mejorar las interconexiones en el seno del mercado interior y tomarse en serio los planes de contingencia anuales con las reservas de gas.
Desacoplar precios del gas
En este entorno y a pesar del aumentan de las presiones para desacoplar el precio del gas del de la electricidad, como habían pedido España y un grupo de países, la Comisión insiste en que el sistema de precios no debería desactivar el aliciente para que las eléctricas inviertan masivamente en renovables. El vicepresidente de la Comisión a cargo de la transición energética, el holandés Frans Timmermans, dijo que cree que un recorte tan acelerado de la llegada del gas ruso «es difícil, pero no imposible». Teniendo en cuenta que la principal economía europea, Alemania, es la más vinculada al gas ruso no se prevé que el plan incluya un cierre completo de las compras, a pesar de que esta parece ser la perspectiva a medio y largo plazo. Timmermans confirmó que la propuesta que se estudia prevé acelerar el despliegue de energía renovable, biocombustibles e hidrógeno. «Dado el hecho de que los mercados energéticos estarán tensionados en el futuro previsible, crear sus propios recursos energéticos es estratégicamente la opción más inteligente y urgente».
También se prevé que se haga un acopio extraordinario de almacenamiento de gas durante este año con nuevos suministradores, entre los que se cita a Catar, Egipto, Estados Unidos y Australia.
Bien recibido
La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, valoró positivamente la comunicación, destacando que «la mejor respuesta es precisamente coordinar una capacidad de acción europea, poniendo en común nuestras infraestructuras, trabajando para poder contar con seguridad el invierno próximo, impulsando el ahorro y la eficiencia, y acelerando una transición que nos permita emplear esa capacidad de seguridad que ofrecen las energías renovables».
La ministra añadió que «no podemos permitir que el precio del gas natural contamine el precio de la electricidad: genera un impacto mucho mayor del que hubiera generado en sí mismo y que, por primera vez, la Comisión Europea reconoce que esto es una situación que merece una atención especial por parte de las instituciones europeas».
