El coronavirus dejó en el aire el proyecto «14x1000» de Sergi Mingote, que tenía encarrillado el reto de subir las catorce cimas más altas del planeta en apenas 1000 días. Inconformista como es, el catalán aprovechó el confinamiento para explorar nuevas opciones y en cuanto se levantaron las restricciones en España se pasó 60 días subido a la bicicleta
para promocionar la candidatura olímpica de «Barcelona-Pirineos». Era un puente hacia su siguiente aventura en Nepal, cancelada por el cierre del país a causa del coronavirus, lo que le había dejado el horizonte despejado.
Sin proyectos a la vista, Mingote se encontraba preparando un envío de material de primera necesidad al país asiático cuando Dawa Sherpa se puso en contacto con él. Quería que le ayudara a liderar una expedición al K2 en invierno. El gran reto del alpinismo. El único ochomil que nadie ha ascendido en la estación más dura.
A pesar de que en los planes del catalán no entraba esta aventura, la ambición de la misma y el interés de Dawa Sherpa terminaron por convencerle. «Recibir esa proposición es una gran tentación para cualquier alpinista. Algo con lo que siempre sueñas. Estar en el Karakorum en invierno y tener la posibilidad de intentar el que quizás sea el último gran reto de invierno de los picos de 8000 metros fue algo que no se iba de la cabeza. Tras valorar todos los factores bien (familiares, económicos, solidarios) he tomado una decisión. Se trata de un proyecto muy serio y bien planificado y, salvo que se vuelvan a cerrar las fronteras internacionales, iré a Pakistán el próximo invierno tanto para finalizar mi proyecto solidario como para intentar escalar el K2», reconocía Mingote en un comunicado.
En el mismo, el español asumía que el intento lo haría de la manera más pura posible, sin oxígeno artificial.
