La aventura europea del Espanyol llegó a su término aunque la eliminación de los blanquiazules quedó clara hace una semana en el Molineux Stadium después de la goleada (4-0) del Wolverhampton. El partido de ayer era un trámite en el que la obligación, más que remontar, era lavar la imagen ofrecida en Inglaterra. Y Abelardo no quiso cometer el mismo error que entonces porque una cosa es perder o caer eliminado y otra bien diferente hacer el ridículo en Europa. Alineó el técnico un equipo más reconocible, con David López, Darder y Calleri en el once inicial. Buscaba el asturiano el equilibrio entre plantarle cara a los británicos y atender a unas necesidades que apremian en la Liga dosificando a su plantilla.
Los más optimistas soñaron con la gesta cuando Calleri adelantó al Espanyol tras una buena jugada por banda izquierda. Un robo de Melendo acabó en los pies de Pedrosa, que tras una gran internada puso un medido pase para que el argentino marcase su segundo gol con la camiseta blanquiazul esta temporada. Pero la ilusión duró poco. Exactamente seis minutos, que fue el tiempo que necesitó Adama Traoré para empatar. El musculoso delantero se quitó de encima a Calero como quien espanta a un mosquito para ganar un balón muerto dentro del área.
Abelardo apelaba a las sorpresas que suelen producirse en el deporte. «Si Buster Douglas ganó a Mike Tyson...», aseguraba en la previa en un intento de espolear a sus hombres y trasladar un mensaje optimista a la grada. Pero la tendencia de los dos equipos pesó mucho en el partido. El Wolverhampton, más allá de la ventaja en el marcador, llegaba a Cornellá en trayectoria ascendente, octavo en la Premier y a dos puntos de la zona europea, mientras que el Espanyol aún se dolía de la derrota en Valladolid mientras se ve incapaz de abandonar la última plaza de la Liga y padece viendo que la salvación ya está a cinco puntos. Un mundo.
Pensando en el Atlético
A pesar de todo ello, entendió el vestuario perico que la mejor manera de preparar el encuentro ante el Atlético de Madrid era recibiendo a los de Simeone con un buen resultado que eleve los ánimos de la afición y la autoestima de los jugadores. Así salió el Espanyol al campo, tratando de llevar la iniciativa y proponer el juego que quería, mientras que el Wolves prefería verlas venir. Nuno Espíritu Santo dio descanso a varios de sus titulares. Lo veía relativamente fácil. Cargó el juego el equipo perico por la banda izquierda, proyectado por la velocidad de Pedrosa, que buscaba la movilidad de Vargas y Calleri. Tuvo un par de buenas ocasiones pero también estuvo bien Patricio, un portero con nombre de personaje de dibujos animados.
La segunda parte comenzó de forma anodina, con el Espanyol triste tras el gol de Adama. Y como se aburrían, los 2.000 ingleses que visitaron Cornellá, envalentonados por el ficticio valor que otorga el Alcohol, se dedicaron a buscar su particular entretenimiento provocando altercados en la grada. Una prolongación de los incidentes acontecidos en el centro de Barcelona por 300 hooligans que acabaron con un detenido y cinco agentes de la Guardia Urbana heridos.
Al final, el Espanyol se llevó el triunfo gracias al triplete de Calleri, aunque el Wolves pudo haber marcado tras un garrafal error de Pedrosa en los minutos finales.
