La única filosofía de Kobe Bryant
era la de tratar de ser el mejor en todo aquello que tuviera entre manos. Quizá por eso, tras colgar las botas, no tardó en convertirse en un hombre de negocios de éxito. Capaz de conseguir un Oscar sin dejar de lado la cancha, con la que seguía manteniendo un vínculo estrecho casi a diario.
Cuenta Chris Sacca, uno de los gurús americanos de la inversión en nuevas industrias, que poco antes de su retirada mantuvo un encuentro con Bryant en el que el exjugador le pidió consejos para convertirse en un empresario de éxito. «Al principio no me lo tomé en serio. Le recomendé unos libros y unas charlas sobre "startups" y pensaba que ahí acabaría todo, pero durante los dos siguientes meses Bryant continuó llamándome y enviándome mensajes a todas las horas del día –¡incluso de madrugada!– para confrontar su aprendizaje y expresar sus dudas», reconoce el propio Sacca en una entrevista publicada por «Los Angeles Times».
El empresario no conocía al auténtico Bryant, que se lanzó a su nueva tarea de manera casi obsesiva, como lo había hecho durante toda su vida con el baloncesto. Era la filosofía de vida del mito, obsesionado durante su carrera con ser cada día mejor jugador y empeñado en ser también el más exitoso cuando dejó las canchas en 2016. En sus últimos años de carrera y en los que siguieron a su retirada, Kobe tuvo tiempo de crear un imperio que respondía a sus inquietudes y a sus sueños de niño. Creó una productora audiovisual, una sociedad de inversión en pequeñas empresas tecnológicas, un centro de entrenamiento para deportistas de todas las especialidades y hasta escribió libros infantiles. Sueños truncados, todos ellos, por un destino inesperado.
Ganador de un Oscar
Tres años antes de retirarse, Kobe creó casi de manera clandestina su sociedad de inversión junto a Jeff Stibel. «Bryant Stibel & Co» impulsó en 2016 una empresa de videojuegos llamada «Epic Games», creadora de «Fornite», el fenómeno que mantiene entretenido actualmente a jóvenes de todo el planeta. El pasado septiembre, la compañía de Bryant y Stibel tenía unos ingresos de más de 2.000 millones de euros.
Además de esa sociedad, Bryant creó en 2013 «Kobe Studios» –renombrada luego como «Granity Studios»–, una productora dedicada a contar historias que pudieran inspirar a la gente y que ejercieran una labor educativa. Así fueron llegando diferentes proyectos hasta que el propio Bryant produjo «Dear Basketball (Querido baloncesto)», un cortometraje basado en la carta de despedida que él mismo escribió cuando dejó las canchas con el que la Academia de Hollywood le premió con un Oscar.
Dedicado en pleno a esas tareas, Kobe aún sacaba tiempo para estar con su familia y para servir de mentor de jóvenes figuras de la NBA. Así, pasaba mucho tiempo entrenando con algunos de ellos –Trae Young pasó por su academia el pasado verano–, enseñándoles técnica e inculcándoles la ética de trabajo que le llevó a ser uno de los mejores jugadores de la historia.
