"Agua de Lourdes": denuncia y poesía contra feminicidios
Karen Villeda es una escritora y periodista mexicana con obra que va de la poesía a la investigación. Actualmente presenta un ensayo lírico sobre la situación de las mujeres en México. Aquí lo que nos contó al respecto.
¿Por qué decidiste escribir Agua de Lourdes?
Desde hace varios años tengo un proyecto de escritura relacionado con mi tía Karen y mediante diversos testimonios familiares comencé a entretejer una historia que tiene un proceso colectivo: están las voces de mi abuela, mi madre, mis amigas, y tuve el apoyo de mi editora, Paola Morán, para hacer un libro legible. Es un ensayo lírico; ya tenía el tema, los testimonios. ¿Cómo presentar cifras que se perdían en un mar de números que me hacían sentir ajena a lo que está sucediendo? Traté de armarlo de manera muy cercana al lector.
Las mujeres de tu familia han sido un pilar importante y, a la vez, una fuente de anécdotas no siempre agradables.
Yo fui criada por mujeres y siempre me quedó la duda de si mi tía se suicidó o fue víctima de feminicidio. A partir de esa historia comienzo a indagar y me doy cuenta de que el suyo no es un caso único.
El periodismo siempre está presente y permite que el lector comprenda que no estamos hablando de una telenovela ni son historias de ficción, sino vivencias cotidianas para las mujeres.
Estaba muy consciente de que tenía que acercarme al tema con infinita humildad porque hay periodistas que lo han tratado desde hace años, como Lydiette Carrión o Rita Segato, quienes se han dedicado a indagar, visitar, estudiar, desde diversas disciplinas. También me encontré con la nota roja, donde dicen que no es feminicidio, sino crimen pasional, que es un eufemismo para no decir: “Están matando a las mujeres por su género”.
Las palabras tienen el poder de exponer la realidad. No es lo mismo decir “se murió” que “la mataron”.
Cuando una mujer desaparece, lo primero que se piensa es que se escapó con el novio y al querer acceder a la justicia nos topamos con impedimentos que vienen implícitos en el lenguaje: “La mataron porque se lo buscó”, “la asesinaron porque llevaba minifalda”. El lenguaje es una herramienta poderosa y debemos usarla para exponer lo que queremos.
¿Por qué se hace cada vez más necesario publicar libros como el tuyo? ¿Se puede incidir en algo?
Ser mujer en México es tremendo. Todas estamos expuestas a sufrir violencia de género. No tenemos que llegar al feminicidio, que es una acción definitiva, para sentirnos vulnerables. Deberíamos hablar de una educación sexual inclusiva, y si van a enseñarnos cómo evitar que nos violen, a los hombres deberían hablarles de que hacerlo es un crimen, que no deben abusar de nadie. Que se hable en la casa, en el entorno laboral, en las escuelas, sobre lo que está sucediendo, y se establezcan acciones para que no se siga preservando el machismo.
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Una obra para la educación de género
Karen Villeda tiene la poesía y la esperanza a su favor. Con ellas va hilando historias, reflexiones, conversaciones y análisis de lo que como mujer y como periodista va comprendiendo sobre la violencia, sobre la desigualdad de género, haciendo un escrito entrañable e informativo más allá del horror que causa lo que expuesto.
¿Agua de Lourdes sirve como una herramienta educativa?
Espero que sea leído por hombres y mujeres, que sirva para iniciar un diálogo. La editorial Turner y yo tenemos el hashtag #SerMujerEnMéxico, con el que pedimos que nos compartan experiencias en Twitter, porque ningún dolor es menor, ninguna experiencia de violencia debe minimizarse.
¿Cómo ha sido tu formación como escritora? El uso de la poesía en tu libro lo embellece, independientemente del dolor que encierra.
Comencé a escribir muy joven, porque leía desde muy chica. Me considero poeta: en todos mis libros está la parte lírica, mi indagación en torno al lenguaje, en su polifonía. No quería descuidar la lírica, sus formas, porque eso hace más cercana y accesible la información.
¿Qué opinas de la manera en que está evolucionando el concepto de sororidad?
Tenemos que entender que hay que unirnos para buscar acciones políticas muy concretas: demandar paridad de género, pensar y desarrollar políticas públicas, llevarlas a cabo, entender que la sororidad no quiere decir que seamos las mejores amigas, pero sí que podemos juntarnos para pedir cambios. Desde que estamos en la secundaria, en la preparatoria, nos hacen creer que nuestra enemiga es otra mujer; no es así.
En Agua de Lourdes cuento que cuando yo era niña andaba en bicicleta, sola, en la calle, y ahora alguien de esa edad tiene que estar encerrada en su casa. La manera en que nos relacionamos con el mundo ha cambiado en las últimas décadas porque, además, nos enfrentamos a la trata de personas, a que te levantan y luego te prostituyen. Las más jóvenes siempre son las que están más expuestas. Si no nos apoyamos entre nosotras, nada va a pasar.
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