Sánchez necesitará a ERC para aprobar su agenda legislativa
«El problema del apoyo de ERC llega el día después de la investidura». Emiliano García Page, presidente de Castilla-La Mancha, fue el primero en advertir a Pedro Sánchez de la hipoteca que puede significar mantenerse en La Moncloa gracias al beneplácito de los grupos independentistas. Porque una vez que PP, Ciudadanos y Vox han dejado claro que se opondrán a la investidura del candidato socialista, no le queda otro camino a Sánchez que lograr la abstención de los trece diputados de Esquerra Republicana además del aval –vía voto favorable o a través de otra abstención– de Bildu o de Coalición Canaria. El presidente en funciones ya tiene experiencia en soportar las dificultades que llevan aparejados estos equilibrios. No en vano, se vio obligado a convocar las elecciones del 28 de abril después de que los grupos secesionistas catalanes tumbaran el proyecto de Presupuestos que los socialistas habían pactado con Podemos.