Un enrazado Juan Leal se asoma a la puerta de la gloria
Era muy loco el tema. La embestida del tercero. Difícil encontrar dos iguales a lo largo de toda la faena. El Fuente Ymbro galopó gran parte de la labor. Ese era el ritmo, quiso ser bravo, pero en verdad fue bravucón y ahí camufló en primera instancia esas iniciales arrancadas con tanto ímpetu y a la vez tan informales, tan distintas unas a las otras. Eso sí, no dejaba ni el menor espacio en blanco para jugar al despiste. Escarbó después una infinidad, más todavía cuando el fulgor se fue perdiendo y abundó mientras José Garrido intentaba componer su faena imposible. A peor el toro. Hizo lo que pudo Garrido y solventó la suerte suprema con habilidad, que ya era.
Regresaba Fino a Bilbao en el año que hemos podido volver a verle en algunas plazas. Finito de Córdoba, a pesar de la veteranía, es un soplo de oxígeno siempre. Tuvo dos toros bien distintos. Las dos caras de la moneda, que podían haber sido complementarios de poder combinar los elementos sobre la marcha. Áspero y a la espera fue su primero e incierto, parecía tener una bala guardada. Un quite arriesgadísimo hizo Juan Leal y una media de cante grande El Fino. Lo intentó después. Calidad sacó el cuarto en la muleta del torero, pero en esta ocasión le faltó fuerza para poder mantener la continuidad en el engaño.