Madame Tristán
¿Las ideas imperecederas, tendrán un rasgo de vanidad? Hay espíritus tan libres que asombran, encienden el fuego, develan la pasión por vivir y transcender. Lo mismo que las hojas secas crujen al tocarlas, la sinfonía de color invade el paisaje cada primavera, es común ver a las chicas con sus deseos despiertos, como un tulipán tornasol, su pistilo abierto a la vida, afortunadamente, en este siglo veintiuno, ya no es necesario el martirio de los pies pequeños, que usaba irónicamente Rosario Castellanos, como sinónimos de inteligencia y belleza.
Flora Tristán Moscoso, nació en el distrito de Saint Mandé, en París el 7 de abril de 1803, es conocida por ser la abuela de Paul Gauguin, ambos soñadores incomprendidos, cada uno en su época, él un pintor, ella una luchadora social, coincidieron en hazañas a contracorriente por ayudar a los explotados con un fervor indomable, oponerse al abuso del poder, y proteger a los humillados. La obra de Gauguin se puede admirar en el Museo de Orsay, en la Galería Británica, en colecciones privadas ¿Y la de Flora Tristán?
Su pensamiento ha traspasado las fronteras del tiempo, no existe hoy ningún muro para la instrucción de la mujer, insistencia constante en su obra máxima: Unión Obrera, publicada en 1843, tras diez años de estudio y observación, en este libro están contenidos la utopía y el realismo, venas en que se dividía el pensamiento y corazón de la paria francesa-peruana. No fue fácil lograrlo como nada de su vida, pocos mencionan que se adelantó, a Karl Marx en promover la unión universal de la clase obrera.
Sin duda, han escuchado muchas veces la frase: “Proletarios del mundo, uníos.” Es de Flora Tristán, ella asistía a reuniones, a fábricas, con obreras y obreros, les llevaba su libro, exponía sus ideas, debatía con ellos, iba por toda Francia hablando, convenciendo, reformando: « Por instinto, por religión, protesto contra todo lo que emana de la fuerza bruta. Ya no quiero ver a la sociedad expuesta a la brutalidad en las manos del pueblo, de la misma forma en que deseo no ver a éste sufrir en manos de los poderosos» ¿Pensamiento añejo o actual? Murió en Burdeos el 14 de noviembre de 1844, su fuego crepita aún, con fuerza, en el anhelo de un mundo más justo. Carpe diem. _